El Jueves

Veladores

Algo tan nuestro y tan sencillo es motivo de noticias desde hace días en la clave local de la ciudad...

Algo tan nuestro y tan sencillo es motivo de noticias desde hace días en la clave local de la ciudad. Los veladores de los bares, esos que nos dan tanta alegría en las cálidas noches de verano o en las primaveras que se gasta esta ciudad; que nos permiten sentarnos al solecito del invierno los mediosdíasde los domingos;esas mesas y sillas vienen siendo motivo de discordia entre el ayuntamiento y los hosteleros.
Dejar a Sevilla sin veladores sería quitarle no sólo parte de su idiosincrasia o de su natural paisaje. Es cercenar en gran medida la economía de un importante número de negocios, que gracias a esta “instalación” (no encuentro otra forma cómo llamarla) suplen las carencias del espacio físico que pueda tener su local. Sí, es cierto que es una ocupación de la vía pública, pero tampoco es menos cierto que a través de ellos las arcas municipales realizan también una importante recaudación en impuestos.
En todo debe imperar la lógica. No sólo en este asunto, si no en aquellos que competen a la administración y a los contribuyentes. Y por supuesto a la gran masa social. Y me temo que en este asunto de los veladores la lógica pasa por su ausencia.

Montar mesas y sillas ocupando la totalidad del acerado es un incordio a la vez que un peligro para los transeúntes. Esta situación se produce en numerosas calles, valga Placentines como botón de muestra, en la que el tránsito de los peatones es imposible, así como en otras vías aledañas a esta, como Alemanes o en la propia plaza de la Campana. La lógica en estos casos por parte de los hosteleros es nula. Ocupar lugares durante la Semana Santa que son susceptibles de ser vías de evacuación para el numeroso público que se congrega en las calles también es del todo ilógico. Pero de ahí a otro tipo de posturas del ayuntamiento para bares y locales que se mantienen mayoritariamente con los ingresos que le reportan sus veladores, va un mundo.

Creo que sería necesaria la mediación -no la legislación- en un asunto como este. El estudio de los casos uno a uno no es una locura. Así como el consiguiente seguimiento por parte de inspectores para que se cumpla lo acordado. Todos, hosteleros, administración y ciudadanos, debemos salir ganando en esto.
Es una cuestión, como decía al principio, de lógica. Y de buena voluntad, esa que en ocasiones hace falta tanto en tantos asuntos.

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