Educar para el futuro

Cuando la sociedad educa

Como no me cansaré de decir la educación de las nuevas generaciones es una labor conjunta de toda la sociedad y empieza por educarnos nosotros mismos

Publicado: 11/10/2019 ·
11:07
· Actualizado: 11/10/2019 · 11:07
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Autor

Antonio Monclova

Antonio Monclova es biólogo, doctor en prehistoria y paleontología, master en arqueología y patrimonio

Educar para el futuro

Análisis, crítica y reflexión sobre las necesidades pedagógicas de la sociedad para difundir el conocimiento y la cultura

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Cuando hablamos de educar a las próximas generaciones solemos hacerlo en tercera persona, como si pudiéramos abordar el asunto desde fuera, sin querer darnos cuenta de que en realidad estamos hablando de educarnos a nosotros mismos, a nuestra propia generación.

Esto sucede porque, aunque a menudo digamos lo contrario, en el fondo preferimos no formar parte de un futuro en el cual nos veríamos obligados a cumplir con unos objetivos de mejora que requerirían un esfuerzo que no siempre estamos dispuestos a realizar.

Pero lo cierto es que con frecuencia intentamos educar a las nuevas generaciones involucrándolas en alcanzar determinados objetivos o maneras de actuar, imponiéndoselos incluso, pero no siempre asumiéndolos nosotros mismos.

Un ejemplo que se suele poner con frecuencia es el de unos padres que quieren fomentar en sus hijos el interés por la lectura o por la adquisición de conocimientos pero no les dan ejemplo haciéndolo ellos.

No hay duda de que una de las claves fundamentales para el éxito de cualquier proceso educativo que se emprenda está en practicar la coherencia, no solo por parte de los padres y profesores, sino también por parte de medios de comunicación, los políticos y cualquier otro agente social involucrado en dicho proceso. Como no me cansaré de decir la educación de las nuevas generaciones es una labor conjunta de toda la sociedad y empieza por educarnos nosotros mismos.

Una de las cuestiones que más preocupan actualmente a todas las personas involucradas en la educación y la formación es la manera en como la sociedad en su conjunto sustituye su labor de una forma frecuentemente inadecuada, logrando influir en las actitudes y decisiones que adoptan gran parte de sus miembros, debido a la vulnerabilidad de muchos de ellos y a la ignorancia, inexperiencia o juventud de otros (los más jóvenes suelen estar más dispuestos a dejarse llevar consignas y utopías).

Este fenómeno puede llegar incluso al adoctrinamiento encubierto (de todo signo) en el cual se propaga un conocimiento inadecuado o falso del mundo que rodea al ciudadano y se le impide que adquiera los valores que le transmitiría una auténtica educación (civismo, tolerancia, compromiso, respeto y solidaridad, por nombrar algunos).

Los que defienden toda esta situación con tintes de ingeniería social utilizan como excusa que este modelo sociológico facilitará que en el futuro las nuevas generaciones vivan en un entorno en el cual podrán disfrutar de más y mejores libertades, aunque en realidad estas se hayan cimentado sobre engaños, imposiciones, coacciones y prejuicios, eso sí con un elaborado disfraz de posverdad, tolerancia, inclusión y buenismo. Ya dije para educar con éxito se requiere coherencia, ¿cómo se puede esperar que lo haga una sociedad que a veces parece no tenerla?

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