Educar para el futuro

El juego de las opiniones: revisionismo y cambio de paradigma

Supremacistas morales se aprovechan de la pasividad social para, valiéndose de su soberbia pedagógica, hacer que problemas reales como la violencia de género

Publicado: 26/10/2018 ·
09:27
· Actualizado: 26/10/2018 · 09:27
Publicidad Ai Publicidad Ai
Autor

Antonio Monclova

Antonio Monclova es biólogo, doctor en prehistoria y paleontología, master en arqueología y patrimonio

Educar para el futuro

Análisis, crítica y reflexión sobre las necesidades pedagógicas de la sociedad para difundir el conocimiento y la cultura

VISITAR BLOG

Ahora que tanto se habla de la memoria histórica, es buen momento para que las nuevas generaciones conozcan el significado y correcto uso del concepto de memoria como tal.

Aunque muchos opinen que del pasado solo deberían ser recordados los datos y acontecimientos auténticos, lo cierto es que dada la naturaleza humana nuestra memoria no es un proceso perfecto.

Solemos ser selectivos al recordar y a menudo moldeamos los datos y acontecimientos consciente o inconscientemente, utilizando nuestra memoria como recurso o como producto.

Como recurso, es buena aquella memoria que guarda muchos recuerdos fidedignos, pero también la que guarda indistintamente recuerdos buenos y malos, que gusten, que disgusten, convenientes, lo perjudiciales, etc.

Como producto se quiere que la memoria solo recuerde lo que convenga, llegándose a manipular los datos y tergiversar los acontecimientos. Para unos es un revisionismo necesario ante el nuevo paradigma social, para otros es un engaño interesado.

No voy a tratar sobre el revisionismo de la memoria histórica como producto, prefiero incidir en la absurda revisión del pasado de nuestra sociedad que algunos hacen apoyándose en el más rancio buenismo y en la corrección política más ridícula.

Los iluminados que plantean este revisionismo se creen con el derecho a atropellar a cualquier forma de pensar que no sea la suya y aunque suelen actuar desde la ignorancia e imbuidos de verdades cargadas de genuina marrullería, se justifican argumentando que en nuestra sociedad se ha producido lo que denominan un cambio de paradigma (atropellando de paso a ese concepto).

Estamos ante una auténtica cruzada revisionista que trata de eliminar de nuestro pasado como sociedad toda forma de actuar (y cualquier rastro de ella) que no se ajuste al mencionado cambio de paradigma, el cual se consolidaría al reescribir el pasado. Ya afecta al contenido y expresiones de obras literarias, teatro, cine, canciones y resto del arte, humor, habla popular, etc.

Estos supremacistas morales se aprovechan de la pasividad social para, valiéndose de su soberbia pedagógica, hacer que problemas reales como la violencia de género (por ejemplo) trasciendan hasta convertirse en nuevos paradigmas que cambien la sociedad, en beneficio propio y de ciertas ideologías.

Para impedirles que utilicen el revisionismo para consolidar tales paradigmas, debemos enfrentarnos a los ofendidos profesionales y demagogos que los siguen, cuya conciencia social parece cargada de esnobismo infantil.

Si lo que ocurrió o se hizo en el pasado es reprobable o disgusta a la sociedad actual, en vez de olvidarlo o cambiarlo se debería utilizar para aprender a no repetirlo en el futuro. Se puede opinar sobre los recuerdos, pero no tenemos derecho a borrarlos ni a prohibirlos.

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN