Andalucía asistió ayer a un hecho histórico: el primer pleno de investidura de un candidato no socialista a la Presidencia de la Junta en casi 40 años, el popular Juanma Moreno tras el mayoritario acuerdo de los tres partidos que han apostado por este cambio (PP, CS y Vox). Su discurso abundó en la necesidad de dar un giro a las políticas aplicadas hasta ahora en nuestra tierra con el fin de mejorar la vida de los andaluces, dentro de un proceso tranquilo y moderado. Sin embargo, la inminente ex presidenta de la Junta, Susana Díaz, llamó previamente a los andaluces a movilizarse contra el pacto tripartito, un llamamiento secundado por el PSOE y extremistas que se concentraron ante el Parlamento.
En una carta sin sentido, Díaz acusa al PP y CS de “poner en riesgo las bases de nuestra convivencia anteponiendo exclusivamente sus ansias de poder”. Cabe preguntarse si no son los exaltados que, atendiendo el llamamiento de Díaz, vociferaron a las puertas de las Cinco Llagas quienes ponen en riesgo la convivencia, mientras ella guarda silencio cómplice ante las ansias de poder de Pedro Sánchez al pactar con independentistas y proetarras y regar de millones Cataluña. Con su lamentable actitud, Susana Díaz ha demostrado su talante antidemocrático y su incapacidad de digerir su salida del poder frente a una coalición tan legítima como las que articuló el PSOE para mantenerse en San Telmo.
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