La Autoridad Portuaria ha incurrido en una significativa omisión en su Plan Estratégico 2025: olvidarse del puente de hierro, oficialmente de Alfonso XIII. En puridad se viene olvidando del mismo desde prácticamente el día siguiente de su traslado desde las Delicias hasta un apartado rincón frente a Heliópolis, pese a que en aquel agosto de 2003 prometió que el histórico puente, que gozaba de protección patrimonial y luego se la quitaron mediante una artimaña administrativa, se convertiría en un privilegiado mirador de la actividad portuaria desde un jardín de 20.000 m2 con lago artificial incluido.
De aquello jamás se supo y el puente ha acabado saqueado por los buscadores de chatarra y tomado por las cigüeñas para hacer sus nidos. Hace año y medio se volvió a prometer, convenio oficial mediante con el Ayuntamiento, la elaboración de un estudio de alternativas para, como ahora se dice, la puesta en valor de lo que queda del puente, pero ha ocurrido lo que decía Napoleón: cuando no quieras resolver un problema, crea una comisión. En este caso era de seguimiento del convenio y nunca se ha reunido. En resumen, el puente o sus restos sigue tan abandonado que hasta la Autoridad Portuaria, encargada como propietaria de su custodia y conservación, piensa que ya no existe y por eso ni lo ha pintado en su Plan Estratégico. Y es que la única estrategia para él es la misma de siempre: el olvido.
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