No nos olvidemos de la educación. De la formación, de los profesores, de la importancia que tienen los niños y niñas, jóvenes y adolescentes que en un futuro serán los adultos de nuestra sociedad. No nos olvidemos de que ante la situación actual, los docentes han tenido que sobreponerse a las circunstancias. También los alumnos. ¿Qué hacemos si un docente no maneja las nuevas tecnologías y recursos? ¿Y si un estudiante no dispone en casa de un dispositivo al que poder conectarse a la red? ¿Dejamos la formación de lado? Estar en casa tampoco supone que los padres, madres, hermanos o profesores particulares deban realizar las actividades y exámenes del alumnado. ¿Quién se está formando verdaderamente? ¿A quién pretendéis engañar? Las notas no van a ser un reflejo de la realidad. La realidad la veremos en el momento en que volvamos a las aulas y los niños y niñas deban responder por sí solos, sin ninguna ayuda externa. Y la culpa encima será de los docentes. Porque la culpa nadie la quiere. Siempre es mejor mirar al lado en lugar de mirarse a uno mismo. Educación, ese es el punto de partida.
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