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Susto en El Rompido tras desplomarse un palé de adoquines junto a aulas del colegio

Ante el temor de nuevos incidentes, los alumnos de segundo han sido reagrupados entre el espacio de reflexión y el comedor del centro

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Grúa desde la que se ha desplomado un palé similar al que carga

Apenas unos cuantos metros separan las aulas de la obra

Un palé cargado de adoquines se ha desplomado en la mañana de este miércoles desde una grúa a escasos metros de una de las aulas prefabricadas del Centro de Educación Infantil y Primaria Virgen del Carmen de El Rompido, lo que ha obligado a dicho centro a reagrupar algunos cursos en otros espacios del centro.

Algunas madres y padres han decidido, incluso, llevarse a sus hijos a casa por temor a nuevos incidentes dada la cercanía de las obras que se están llevando a cabo en el centro con las aulas prefabricadas donde reciben clase los alumnos de primero y segundo de Primaria.

Los hechos, según han relatado a esta redacción madres y padres del centro, se han producido a las nueve de la mañana, justo cuando los menores estaban entrando en el centro, por lo que aseguran que ha sido un "milagro" que no haya ocurrido una desgracia, ya que "al romperse el palé, la mitad de los adoquines cayeron sobre la zona de obras, y la otra mitad junto a una de las aulas prefabricadas donde reciben clase los alumnos de segundo".

Según ha indicado a esta redacción una de las madres del centro, Ruth Naranjo Villaseñor, el incidente ha hecho que algunos profesores hayan decidido no entrar en las aulas más cercanas a la obra, por lo que los alumnos de los dos cursos de primero han permanecido "reagrupados" durante la mañana entre el espacio de reflexión y el comedor del centro, mientras que los de los dos cursos de segundo "no han podido ser reagrupados", por lo que finalmente "han dado clase en sus aulas".

Algunos padres, entre los que "cundió el nerviosismo" tras desplomarse el pelé de adoquines desde la grúa, han permanecido reunidos de forma espontánea durante la mañana en la puerta del centro, desde donde han mostrado su "temor" por la posibilidad de "nuevos incidentes" derivados de las obras de reforma del colegio. Algunos de ellos incluso optaron por llevarse a sus hijos a casa, por lo que hoy no han recibido clases.

CONCENTRACIÓN A LAS PUERTAS DEL CENTRO PARA PROTESTAR POPR LAS OBRAS

El miércoles pasado, casi 200 personas, entre padres, madres y alumnos, retrasaron a primera hora de la mañana 20 minutos la entrada a clase del alumnado de dicho centro de El Rompido para exigir a la Delegación Territorial de Educación de la Junta en Huelva una solución a las cuatro aulas afectadas por las obras de ampliación iniciadas por la Consejería en dicho colegio a principios del presente curso escolar.

La protesta, en la que los asistentes mostraron pancartas reivindicativas y corearon consignas en favor de una mayor seguridad para sus hijos por las obras, fue impulsada por la Asociación de Madres y Padres 'El Faro' de dicho colegio, cuyo presidente, Simón Márquez de Sousa, relató que "tras ocho años de espera, por fin el pasado mes de noviembre se inició la necesaria y esperada obra de ampliación del CEIP Virgen del Carmen", que actualmente cuenta en sus aulas con más de 400 alumnos de El Rompido y Nuevo Portil.

El problema, prosiguió entonces Márquez de Sousa, es que "de lo que no se informó ni consideró" por parte de la Junta, fue de los "grandes inconvenientes" que el inicio de unos trabajos que se están acometiendo en pleno desarrollo del presente curso académico, iban a suponer para los alumnos, a lo que añadió la "falta de coordinación" de la Delegación Territorial de Desarrollo Educativo y Formación Profesional y de Universidad, Investigación e Innovación de la Junta en Huelva, con la comunidad educativa en relación a los mismos.

Y es que según denunciaron entonces las madres y padres del centro, dicha Delegación "no ha previsto ni contemplado, a día de hoy, una solución provisional a las cuatro aulas que, con casi un centenar de alumnos y sus respectivos maestros, están padeciendo los efectos de las obras en primera persona".

Lamentaron pues que dichas aulas, en las que se imparten clases diariamente, se encuentran "cerradas a cal y canto, sin ventilación durante las 24 horas del día, iluminadas con luz artificial durante toda la jornada y soportando durante todo el tiempo el ruido ensordecedor de la maquinaria de la obra, lo cual imposibilita la concentración de alumnos y maestros". Una situación que, a juicio del presidente de la AMPA, "conlleva sin lugar a dudas consecuencias graves para la salud de nuestros pequeños".

A ello se suma, prosiguieron, el "continuo movimiento" de maquinaria pesada alrededor de estas cuatro aulas, las cuales distan no más de dos metros de la obra en cuestión; así como la "exposición prolongada" tanto de los alumnos como del personal docente a las partículas de polvo en suspensión que genera el desarrollo de los trabajos, y el efecto que ello está ocasionando en los más pequeños.

Así las cosas, para Simón Márquez de Sousa, durante los ocho años de retraso que acumula la obra ha habido tiempo más que suficiente para haber "reflexionado y planificado la existencia de una convivencia real entre la ejecución de los trabajos y el normal desarrollo de la actividad docente", pero "no se ha pensado en el bienestar de los alumnos".

De dicha situación, añadió el representante de la AMPA 'El Faro', se dio traslado al actual delegado territorial de Educación en Huelva, Carlos Soriano, durante el transcurso de una reunión mantenida en las instalaciones del propio centro educativo el pasado día 17 de enero, a la que además del propio delegado, asistieron la alcaldesa de Cartaya, Pepa González Bayo junto con varios miembros de su equipo de Gobierno, integrantes del Consejo Escolar, un inspector de Educación de la propia delegación y el presidente y un vocal de la AMPA.

En la reunión, según relató Márquez de Sousa, el Ayuntamiento "mostró todo su apoyo a la causa, poniendo a disposición del colegio distintos emplazamientos públicos", llegándose a la conclusión de que "dichos enclaves no supondrían un alivio a la problemática, sino complicaciones añadidas por razones técnicas".

En este sentido, añadió, "se solicitó a la Delegación la instalación de módulos prefabricados durante el transcurso de las obras, o bien trasladar los ya existentes -y afectados por los trabajos- a otra ubicación que permita que nuestros hijos e hijas reciban una educación de calidad y en condiciones seguras y salubres".

Finalmente, según ha concluido este miércoles Ruth Naranjo, ya ha pasado una semana desde la concentración a las puertas del centro, "y aquí sigue trabajando maquinaria pesada, con los ruidos, el polvo y el riesgo que ello supone para las niñas y niños".

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