Con el alma en pie

Las nuevas claves de la política

El resultado de las últimas elecciones autonómicas ha generado un auténtico seísmo, no solo en cuanto al cambio de gobierno, sino también en materia...

Publicado: 30/01/2019 ·
00:01
· Actualizado: 30/01/2019 · 00:01
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Autor

Ana Tudela

Ana Tudela se declara una mujer liberal en la trinchera social y política desde muy, muy joven

Con el alma en pie

Este espacio es una mirada femenina y crítica a lo que sucede en la capital y a vida municipal

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El resultado de las últimas elecciones autonómicas ha generado un auténtico seísmo, no solo en cuanto al cambio de gobierno, sino también en materia de prioridades políticas de los partidos de cara al electorado. La irrupción de VOX y el afán de pelear por un reñido espacio conservador ha hecho que, de pronto, cuestiones que no estaban en la portada de la acción política de bastantes partidos, hoy formen parte apresurada del discurso preelectoral de los mismos, tengan o no que ver con la partida que se juega en mayo. Toros, caza, Semana Santa y, por supuesto, Cataluña han llegado increíblemente a suplir los debates y las preocupaciones en torno al desempleo, la seguridad, las finanzas o los servicios públicos. Incluso, algunos responsables de colectivos ligados a tales asuntos, se ven crecidos, y recomiendan ya sin remilgos el voto a un determinado partido; se ven poderosos, como con la llave de la calle, y no dudan ya en pedir a quienes cree sus fieles vasallos que le sigan en esta nueva cruzada.

Yo, que soy taurina, desde que mi padre me explicó cada pase, cada quite, cada porqué, y que el resto de costumbres patrias me pueden gustar o no gustar, pero las respeto profundamente, asisto atónita a esta carrera por ver “quién es más español-español”, entendiendo por tal exclusivamente a los taurinos-cazadores-amantes de la Semana Santa y anticatalanistas, amén de otros sentimientos reconocidos como puros por los patriotas-patriotas.

A mí, que mientras mi padre me enseñaba a amar los toros, lo hacía también a aferrarme a la tolerancia, a la libertad y al respeto a todo el mundo, me resulta muy preocupante ver a mucha gente sentirse cómoda en el seísmo, sin otros argumentos que el dudoso “puntito” de sumarse a la fiesta, sin importarles lo que de bueno o malo pueda haber tras un movimiento nuevo pero que atufa a añejo, y lo que es peor, a intransigencia y fanatismo.

Los seísmos pasan, pero dejan efectos, grietas y espacios inhabitables de por vida. Trabajemos como prioridades patrias la convivencia, la solidaridad, la justicia. Respetemos las aficiones como lo que son, en su justa medida, y por supuesto valoremos su aportación social o económica a este país, pero hagamos por tranquilizar el seísmo; hay que seguir viviendo y conviviendo, y hay toda una generación por detrás que no debemos modelar a golpe de tripas ni de intolerancia.

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