Sólo dos cosas la convierten en una vivienda atípica. Por un lado, el hecho de que durante un tiempo el muro exterior y la vivienda en sí estuviera pintada con los colores rojo y negro. De hecho, según fuentes policiales el interior aún se mantiene en estas tonalidades. Y, por otro lado, el hecho de que la vivienda disponga de cámaras de vigilancia instaladas en el muro que enfocaban hacia el exterior. “No es normal que se coloquen cámaras vigilando la calle y eso sí nos llamaba la atención”, reconoce uno de los vecinos.
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