El obispo de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza, considera "muy dolorosos y reprobables, dignos de rechazo" los casos de abusos sexuales protagonizados por sacerdotes españoles, aunque defiende que la Iglesia "ha afrontado con valentía, contundencia, rapidez, actualizando su propia legislación interna endureciendo las penas y poniendo nuevos medios para evitar estos casos".
En una entrevista concedida a Europa Press, Zornoza sostiene que la Iglesia, "a partir de los casos conocidos de otros países, donde sí han sido muy numerosos los casos, ha afrontado con valentía y contundencia la situación progresivamente".
Justifica que los casos se hayan abordado progresivamente y "posiblemente no desde el primer momento" porque "a la mayoría de los cristianos le parecía imposible que se pudieran dar estas situaciones".
No obstante, recalca que "a medida que se ha ido comprobando así, la Iglesia ha obrado con contundencia, con rapidez, con procesos penales, actualizando su propia legislación interna endureciendo las penas, asumiendo las condenas y los procesos civiles, y poniendo medios nuevos para evitar todos estos casos".
En este punto, se refiere a las normas y procedimientos de actuación de la Iglesia para estos casos. "Incluso se está hablando ya de cursos de formación para evitar que esto pueda suceder; creo que se están poniendo todos o casi todos los medios", asevera.
El obispo señala que "en la sociedad hay una alarma ante estas cosas porque desgraciadamente son numerosísimos los casos que hay en toda la sociedad", aunque asegura que "los casos del clero son muy minoritarios afortunadamente, aunque por supuesto que haya uno solo es una verdadera desgracia".
REFLEXIÓN SOBRE LA "REVOLUCIÓN SEXUAL DE LOS AÑOS 60"
Zornoza indica que "hace falta en la sociedad una reflexión profunda para valorar qué es lo que ha aportado, qué logros y qué fracasos a la sociedad en que vivimos, la famosa revolución sexual de los años 60".
A su juicio, "está por hacer una reflexión", e incide en que "se juzga con mucho rigor cuando se conocen" los casos de abusos sexuales a menores "y sin embargo somos muy tolerantes con una liberalidad con estos temas muy íntimos y personales".
Al hilo, estima que "hace falta una educación afectiva, sexual, donde se sitúe al hombre sabiendo la importancia de su capacidad de amar y cómo ordena todas las potencialidades que tiene a ese fin para que la sociedad sea también más justa".
El obispo cree que "hay una necesidad y una urgencia de educar bien". Por último, considera que "es bueno" que la sociedad "se alarme" ante los casos de abusos sexuales a menores porque, para él, ello significa que la sociedad "en el fondo busca la justicia, el equilibrio y que las personas sean buenas y ordenadas", si bien ése es un objetivo que "lograremos cuando haya una educación para el amor que corresponda a lo que sea el corazón del hombre".
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