Atando Cabos

Un regalo para todo el año

Ahora los adultos esperan que los Reyes Magos no les traigan cosas, sino que se lleven: kilos, problemas, estrés, desengaños…

Publicado: 07/01/2020 ·
21:17
· Actualizado: 07/01/2020 · 21:17
Autor

Remedios Jiménez

Licenciada en Historia, docente jubilada, integrante del Aula Atenea del Ateneo de Jerez y de varios clubes de lectura

Atando Cabos

Una mirada sobre lo que nos pasa día a día, bajo los titulares de la incesante actualidad

VISITAR BLOG

La felicidad del día de Reyes se ha visto ensombrecida por la sobresaturación a la que sometemos a los niños. Tienen tantos juguetes que no saben con qué jugar. Lo constatamos todos los años, pero parece que es más importante quedar bien nosotros, de cara a la galería. Los adultos que recibían un solo regalo y compartían con él todo el año o hasta que se partía, no han olvidado los Reyes de su infancia. A veces la rotura era prematura, mi madre corría para enseñar a sus primas una caperucita con cuerpo de trapo y cara de porcelana. Se cayó poco antes de alcanzar la casa de su tía, la cara de caperucita se hizo añicos. Nunca olvidó aquella muñeca efímera. Mis hermanas y yo, le regalamos una muñeca del mismo tipo, fuimos unas ilusas, nunca habría reemplazo para la que se rompió. Dicen que el mayor desengaño que sufrimos en nuestra vida es cuando descubrimos que los Reyes Magos no existen. Creo que hasta ese momento podemos creer que una niña nazca de una planta, como Pulgarcilla, después no. Pero hay quien siempre lo supo y no perdió la ilusión por la llegada del seis de enero. Manuela, mi suegra, salía ese día acompañada de su madre a comprar una muñeca, días inolvidables.

También hay quien temió a esos personajes con toda su alma. Se negaron a sentarse en sus rodillas, vigilaban toda la noche, la intromisión de éstos en sus hogares y hasta se orinaban en la cama de la tensión. Recelaban hasta de los regalos que traían, preferían los juguetes que les regalaban por su cumpleaños.

Ahora los adultos esperan que los Reyes Magos no les traigan cosas, sino que se lleven: kilos, problemas, estrés, desengaños… Menos mal que caemos en que lo malo no es lo que nos falta sino lo que nos sobra.

El exceso de cosas materiales no se soluciona tirando las que tenemos para hacer hueco a las nuevas que vamos a comprar. En lo material debemos eliminar lastre, pero sin reponerlo, sino será difícil poner los pies en la tierra, porque nos pasa lo mismo que a los globos aerostáticos para bajar hay que soltar. El ocio no es sólo para ir a comprar. Deberían reflexionar los barrios cuyas asociaciones reparten juguetes, son de poca calidad y no pueden competir con los que esos niños recibirán en casa. Quizás sería mejor idea que reservaran esos fondos para los que no van a recibir nada.

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN