Atando Cabos

Lugares soñados

Andan destruyéndonos sueños, porque muchos no hemos visitado Siria, pero vivíamos con la ilusión de que estaba ahí para nosotros

Publicado: 30/01/2019 ·
09:46
· Actualizado: 30/01/2019 · 09:46
Autor

Remedios Jiménez

Licenciada en Historia, docente jubilada, integrante del Aula Atenea del Ateneo de Jerez y de varios clubes de lectura

Atando Cabos

Una mirada sobre lo que nos pasa día a día, bajo los titulares de la incesante actualidad

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Quien ha viajado a Egipto, se habrá podido sentir parte de la maravilla que le rodeaba. Bajar a una pirámide, sentirse enano o enana bajo uno de sus templos, donde todo parecía que te esperaba, que estaba ahí para ti. Te gustaría en tiempos de Howard Carter, descubriendo la tumba de Tutankamón. Pero para qué, no te habrían dejado entrar por estar en fase de excavación, mientras que en ese momento Egipto es tuyo. Sus museos, sus momias, sus cruceros por el río. La gente que quiere venderte una momia o un objeto que llevaron las susodichas.

Los y las que no hemos ido esperamos que tampoco cambie nada. Que el día que bajemos del avión, con ese calorcillo, una crea estar en un tierra ignota que no se ha pisado hace miles de años, esperando a que la descubras.El guía hablará en español, pero a ti te dará la sensación de que lo que sale por su boca es egipcio del bueno, del que hablaba Ramsés y su familia. Si os animáis y no os asustan las bombas ni los autobuses llenos que de pronto explotan, visitad Tierra Santa. Por allí anduvo Jesús, hay gente de varias religiones guardando los sitios más sagrados y te dejan visitarlos, todo sea porque lo sagrado dure para las generaciones venideras. Después, todo seguido encontrarías Siria, allí al ISIS después de destruir personas les ha dado por los monumentos, cuando hay balas y obuses de más siempre se hace un esfuerzo por utilizarlos. Allí, en medio del desierto, que, si no pasa nadie, molestar no molesta, estaba Palmira la antigua ciudad romana muy bien conservada. Pues el templo de Bel y el arco de Triunfo de la ciudad fueron hechos desaparecer tras una nube gris.Les sobró también el anfiteatro que estaba tan bien cuidado. Aviones turcos destruyeron un templo histórico. Y así andan, destruyéndonos sueños, porque muchos no hemos visitado Siria, pero vivíamos con la ilusión de que Siria estaba ahí para nosotros. Los leones alados, habían olvidado volar y se vieron sorprendidos por la infame metralla. Hay quien escribirá un cuento sobre ellos, alguno ya habrá escrito, pero empezarán diciendo: era se un vez un león alado que desapareció… A la Siria que quede no creo que le contenten igual las reproducciones, igual que al niño el amigo nuevo no hará que olvide el perdido, ni la hija a su madre. Los equipos de restauración llegarán, justo un minuto después de que norteamericanos, rusos, turcos e ISIS, se sientan satisfechos con su parte de Siria. Montarán un turismo de yeso y opereta.

 

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