Razón de ser, entre La Laguna y Baena se detuvo en Córdoba

Año de edición del nuevo libro de poemas que rememora personajes y privaciones

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El final del otoño coincide con una nueva programación de actividades del Grupo Cultural Amador de los Ríos de Baena, que siguen en la misma línea de los anteriores y con el objetivo de promocionar la literatura y la cultura baenense, poniendo el horizonte referencial en el personaje histórico de Amador de los Ríos. El sábado, día 12 de diciembre, presentarán en Baena la segunda edición de “Córdoba de leyenda”, del historiador José Manuel Cano de Mauvesín y Fabaré.
Y hace dos semanas hicieron lo propio con el libro de poemas “Razón de ser”, de José Antonio Santano. El autor baenense de 52 años, ha significado que este poemario que se pone a la venta por el precio de 10 euros busca rememorar algunas figuras literarias que han contribuido a hacer más libres, o incluso solo libres, que no es poco, a los seres humanos. José Antonio Santano dijo que su libro rememora a tantas personas privadas de libertad en épocas malas de España (guerra y posguerra). El escritor baenense se sitúa, en la segunda parte de su libro, en aquella Baeza de campanas, cuyos rincones paseó Machado.

Un poema de “Razón de Ser”
Medina Azahara o la ciudad mítica (José A. Santano)


Música y pena teje el ruiseñor oscuro.
Y alguien, para quien es luz y dolor la vida, queda en la noche oyéndolo inmóvil, solo, mudo.

(Ricardo Molina)


Celeste es la agonía del camino,
un vasto imperio de lenguas y razas
venidas de los confines del mundo,
la paz, la luz que aguarda en cada esquina.
Verde es el silencio de la retama,
de los olivos y estanques, del agua
que corre por las acequias del huerto
y a tarde sabe a los pies del madroño,
a sangre y lodo, a besos fugitivos.


Del color de la arcilla, la tristeza
que siento cuando ya ciego no alcanzo
los fulgores del día en tus desnudas
columnas, en tus arcos y atauriques;
la soledad que me abruma en esta hora
breve de la vida que junto a ti hallo
después de trasminar este recinto
y descubrirme vencido y náufrago
de no ser tú mi amor y compañera
en este viejo paisaje del Monte
de la Desposada y del infinito
Valle del Guadalquivir. A la hora
del solsticio de los sueños y el fuego
en ti resido, por y para siempre,
siempre en tus ruinas, solo, mudo.

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