Educar para el futuro

El engaño mortal

Están esparciendo desvergonzadamente la porquería de sus actuaciones, intentando blanquearlas acusando a otros y manipulando lo ocurrido

Publicado: 27/03/2020 ·
10:16
· Actualizado: 27/03/2020 · 10:16
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Autor

Antonio Monclova

Antonio Monclova es biólogo, doctor en prehistoria y paleontología, master en arqueología y patrimonio

Educar para el futuro

Análisis, crítica y reflexión sobre las necesidades pedagógicas de la sociedad para difundir el conocimiento y la cultura

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Es fácil hablar a toro pasado, pero quiero dejar claro que lo que diré aquí lo he pensado antes de declararse el actual estado de emergencia sanitaria. Llevo más de dos meses creyendo que actuaba con prudencia no exponiendo en público lo que pensaba sobre el coronavirus, pero ahora sé que me equivoqué, debí ser imprudente.

Soy biólogo y aunque mi campo de investigación está muy alejado de la virología me precio de tener unos conocimientos del tema por encima de la media, algo que desde luego no digo por presumir pues me cuesta mis horas de lectura de publicaciones científicas.

He seguido el asunto en las redes y medios de información, aunque suelo confiar poco en estos últimos y desde luego nada en los de nuestro país. Sé que no debería ser momento de reproches, pero resulta que quienes colaboraron a la situación actual, incluso antes de que les pidan cuentas, ya están esparciendo desvergonzadamente la porquería de sus actuaciones, intentando blanquearlas acusando a otros y manipulando lo ocurrido.

Los hechos son los siguientes: Primero, en enero los organismos internacionales avisaron al gobierno del riesgo que corría nuestro país ante una epidemia de un virus para el cual no hay vacuna y que ataca especialmente a sectores vulnerables de la población.

Segundo, con el apoyo total de los medios de información el gobierno desarrolló una campaña de desinformación haciendo creer a la población que el coronavirus era poco menos que una gripe y prácticamente no afectaría a nuestro país.

, a pesar de lo que ya sucedía en Italia en febrero el gobierno y sus asesores no tomaron medidas preventivas informando del riesgo, difundiendo el uso de medidas higiénicas para prevenir contagios, estableciendo controles en las entradas al país, dotando de medios al personal de los centros sanitarios y cuerpos de seguridad, preparando estrategias de prevención de contagio y planes de contención en sectores de mayor riesgo (residencias de ancianos, enfermos sensibles, transportistas, etc.), tampoco previeron medidas para el sector docente y aún menos económico.

Cuarto, conociendo la situación  a comienzos de marzo el gobierno aún permitió grandes eventos deportivos, mítines políticos y manifestaciones masivas a las que incluso animó a asistir. Todo esto es irrefutable por mucho que algunos digan que no lo sabían y demuestra una actuación negligente con nefastas consecuencias.

Sé que todos se darán cuenta de lo ocurrido y quien se ponga de perfil será tan canalla como los responsables. Todas lo que he señalado (y que grandes expertos también apuntan), son medidas menos drásticas que las actuales y que no alarman, pero bien gestionadas habrían impedido muchos problemas y sobre todo buena parte de las muertes acaecidas. Es desolador comprobar a dónde puede conducir la estupidez humana.  Cuídense y fuerza para superar este momento.

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