Esto ha pasado de ser una “isla tortuga bandolera” a una metrópoli de bolsillo. El resto del mundo trolley nos mira por el rabillo del éxito.
Aún así, creo que en Málaga se malvive mejor. Desde lo de “Mata al rey y vete a Málaga” a hoy, la ciudad está hiperventilada por tierra, mar, aire, avemaría y fibra óptica.
Málaga lleva siglos dando vueltas al mismo puerto, alameda y burguesía cofrade. Gatillazo de altos hornos y humos en la industrialización del S XIX. Pero, en lo que va de milenio, a lo tonto nos hemos adelantado en el futuro del bajo coste prometido. Gracias a la gente y a los majarones de Málaga: Los ennortados de cosecha propia y de importación, pues a falta de chanquetes, el consumo de majarones y divergentes es adictivo en los once distritos de la ciudad umita. Mérito de la hospitalidad y el dejar hacer o proponer ideas distintas. A veces acertadas y con frecuencia, disparatadas. A los malagueños, más allá de los montes, se les mira hoy con asombro futbolero. Málaga, se está merendando el pastel del turismo urbano, con énfasis en los focos de la cultura, el arte y el emprendimiento tecnológico y de a dedo. Para todos esos majarones visionarios, toda mi admiración y respeto, con la consideración final de que tanto ombliguismo debilita.
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