El líder de los populares portuenses pone como ejemplo las carreteras y las grandes infraestructuras. Según su versión, prácticamente todas las partidas destinadas a la bahía gaditana “son proyectos de cuando gobernaba el PP”, por lo que vaticinó que “cuando se termine el AVE y el segundo puente la provincia con más paro será una de las que menos inversión recibe”.
En lo que a El Puerto se refiere, Sánchez recuerda la conexión del muelle comercial con la autopista, una iniciativa dirigida a aliviar la zona de tráfico pesado. Aunque no aclara si incluirán este punto en sus alegaciones por “la necesidad de no elevar en exceso el gasto público”, reprocha que esa partida, que figuró durante los dos últimos años en que gobernó el PP, “fuera suprimida por el PSOE con la aquisencia del anterior alcalde”, el independiente Hernán Díaz Cortés.
Por otro lado, critica que una importante partida destinada a la Autoridad Portuaria para actuaciones en la ciudad no venga especificada en los documentos, lo que le hace sospechar que se trata simplemente de “pagar cosas que ya están hechas”.
Especialmente crítico se muestra con las cifras que el Ministerio del Interior aportará a El Puerto el próximo año. Sánchez adelanta que el Ejecutivo “ha reducido a la mitad el presupuesto”. Sánchez lamenta que con los 140.000 euros que otorgan a la Policía Nacional “no se pueden llevar a cabo actuaciones importantes como la nueva comisaría”, cuyo coste, ronda según sus estimaciones, los dos millones y medio de euros, lo que le hace deducir que tampoco se edificará durante 2010. El también diputado por la provincia de Cádiz recuerda que “se comprometieron en sede parlamentaria a construirla antes de 2009”.
Renfe y el futuro AVE fue otro blanco de las críticas de Sánchez, para quien “la alta velocidad que vende el PSOE es un engaño y una traición a la provincia”, entre otras cosas porque “no parará enEl Puerto”. El máximo responsable del PP local se hace eco de las protestas de muchos usuarios de la línea que une al municipio con Sevilla, que obliga a los pasajeros a sacar el billete con antelación y a confirmarlo por teléfono. Su análisis apunta a que esto es producto de que Renfe “no tiene personal suficiente para atender la estación y ofrece un peor servicio recortando gastos”.
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