El Hospital de San Juan de Dios corre peligro de ruina

Aunque la estructura es sólida, los techos de los pasillos y salas están a punto de desplomarse

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  • El patio interior es uno de los elementos más valiosos del edificio.
  • El Ayuntamiento adecentará en breve la fachada que da al río Guadalete
Desde hace más de una década agoniza. Pese a ser un monumento de “un gran interés histórico y artístico para El Puerto” como apuntan desde el mismo Centro Municipal de Patrimonio Histórico, cualquier día puede derrumbarse. El Hospital de San Juan de Dios, una construcción barroca del siglo XVIII, está en peligro de ruina. Aunque la estructura se encuentra en buen estado, muchos techos y cubiertas están al borde del desplome. Según señala el historiador Francisco González Luque, autor de una monografía sobre este edificio de propiedad municipal, “incluso es peligroso andar por sus pasillos”. González y otras personalidades y entidades de la ciudad, como la cofradía de los Afligidos -cuya capilla y casa de hermandad se ubican en el inmueble- o la Asociación Cultural Razia Artis coinciden en la urgente necesidad de restaurarlo. 

Salvo la parte de la capilla, adecentada recientemente por la hermandad mediante importantes esfuerzos económicos a causa de la humedad, la fachada presenta un aspecto lamentable. Desconchones y ventanas rotas forman parte de las vistas que presenta. La humedad también está haciendo estragos en unos muros de notable antigüedad que presentan multitud de grietas. Ante el peligro de que la filtraciones pudieran dañar la imagen del Señor de los Afligidos, la junta de gobierno procedió a retirarla temporalmente del retablo del altar mayor hasta que el mínimo riesgo se disipó. Además, el secretario de la corporación del Lunes Santo, José Antonio Segura, sospecha que “la cripta de la capilla está inundada por el frío que trasmiten las bóvedas”. 

Los colectivos y especialistas consultados no entienden cómo una parte tan significativa del patrimonio histórico de la ciudad permanece en estado de abandono, máxime teniendo en cuenta su estratégica ubicación, junto al río Guadalete, la plaza Colón y el parque Calderón. 

La situación comenzó a degradarse a pasos agigantados a raíz de que el Servicio Andaluz de Salud lo abandonara hace nueves años alegando la existencia de termitas. Con la llegada del actual equipo de Gobierno el interés por el antiguo hospital ha revivido, si bien su futuro continúa estando en el aire. Aunque todo apunta a la construcción de un nuevo hotel, el Gobierno aún no ha hecho público su futuro uso, que vendrá recogido en el Plan Especial del Casco Histórico, que se dará a conocer poco después que el PGOU. Desde el Ayuntamiento aseguran que “el proyecto está prácticamente terminado”. 

Lo que sí ha aclarado ya la edil de Patrimonio, Leocadia Benavente, es que “no existe ningún impedimento legal para que el Ayuntamiento haga el uso que considere oportuno de él”, lo que viene a desmentir los rumores que aseguraban que el testamento de la antigua benefactora Micaela Aramburu obligaba a que el edificio se destinara para fines exclusivamente sociales. 

En cuanto a su rehabilitación, desde el Consistorio también informan de que en un breve espacio de tiempo se acometerá una pequeña actuación destinada a mejorar el aspecto de la fachada que da al río. Más adelante, posiblemente entre 2010 y 2011, se llevaría a cabo una intervención integral en el antiguo hospital.

Fines sociales y culturales
Desde el respeto a la decisión que se adopte, la Hermandad de los Afligidos propone que el edificio tenga un fin social en que la corporación pueda incluso implicarse, como un geriátrico, un albergue o un comedor social. Para estos proyectos contemplarían la colaboración de otras entidades como el Consejo de Hermandades y Cofradías. 

Por su parte, Razia Artis ya mantuvo una reunión con el concejal de Cultura, Millán Alegre, en la que su presidente, Ángel Quintana, le solicitó que sus instalaciones se conviertan en “sede para las cerca de 100 asociaciones culturales que existen en El Puerto y donde además se puedan desarrollar actividades”. “Igual que existen viveros de empresas, deberían crear viveros de colectivos culturales o sociales”, agrega. Más allá de su uso, Quintana considera “una necesidad” su puesta en valor, ya que “un edificio de estilo colonial casi único hay que enseñarlo e insertarlo en una ruta como, por ejemplo, la futura ruta sacra”. 

Finalmente, el presidente de la asociación denuncia que “en los últimos años la ciudad está sufriendo un auténtico escarnio de su patrimonio histórico-artístico”.

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