Jaén

Lo que mal empieza, mal acaba

Días eternos hasta la investidura del nuevo alcalde, en los que la capacidad de indignación, hartazgo y vergüenza de Jaén llegó a sus niveles máximos...

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  • Foto de familia de la nueva Corporación jienense, con los portavoces en primera línea -

Días eternos hasta la investidura del nuevo alcalde, en los que la capacidad de indignación, hartazgo y vergüenza de Jaén llegó a sus niveles máximos. Se alargaban las horas y se sucedían declaraciones y noticias contrapuestas porque, para los protagonistas, dilatar suponía más presión para el otro y más beneficio propio. Los tres partidos negociadores no suponían que se les acabaría yendo de las manos y compartirían el desprestigio del bochornoso espectáculo pero, al menos, lo ocurrido nos deja unas conclusiones que pueden marcar el mandato.

Lo primero, no hay modelo de ciudad. En vez de negociar durante dos semanas sobre sus respectivos programas, las conversaciones se han limitado a "lo importante", el reparto de puestos (y ahora vienen las liberaciones... ¡más emoción!). No se puede pactar un programa en unas horas, a no ser que no exista, que las coincidencias programáticas sean precisamente que ni hay, ni importa, el programa, y que, por eso mismo, el acuerdo debe permanecer oculto.

Además, las decisiones fundamentales se toman fuera, en Madrid o en Sevilla. Mientras no se reciba una llamada de "los que mandan", nuestros representantes no tienen nada que decir. Cabe suponer que esa va a ser la actitud del Ayuntamiento cuando se deje de nuevo a Jaén sin la financiación que le corresponde, cuando se redacten unos presupuestos estatales o autonómicos que nos sigan robando o cuando se eliminen los pocos trenes que nos han dejado. Como siempre, como han hecho PP y PSOE y recientemente Vox, Cs y Podemos, Jaén disculpa, justifica y calla.

Cuando existe un programa pero no gobiernas tú, lo que tienes realmente es un adorno, papel mojado. En este Ayuntamiento, intervenido, sin programa y en el que las decisiones se toman fuera, no serán sorpresa otros 4 años "en blanco". ¿Dejaremos de elegir alcaldes que se limitan a obedecer?

Y, por último, nos han aclarado el principio que regirá el mandato. Se ha nombrado alcalde a quien "ha dado más", sin que sepamos qué ni cuánto aunque suponemos que todos habrán ofrecido bastante al negociar, guiados por el puro interés personal o de partido, como muestra lo que decían y callaban. No vale ya sorprenderse de que las decisiones de estos "gestores" no se guíen por el interés común, el de Jaén. Han negociado, unos y otros, con mercenarios, hasta que uno se ha levantado de la mesa y otro les ha dado lo máximo. Ese es el valor y el nivel de quien nos gobierna.

Veremos si se cumple el refrán, porque empezar peor es imposible.

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