Cobre Las Cruces (CLC) ha puesto en marcha la primera fase del plan de recuperación de la corta minera afectada por el "importante deslizamiento de tierras" registrado el pasado 23 de enero, que en todo caso "no causó daños de tipo personal ni afección medioambiental".
Así lo ha anunciado la propia compañía en un comunicado en el que ha concretado que la primera fase de este plan se va a desarrollar "durante los próximos tres-cuatro meses", y se va a "centrar en estabilizar y asegurar la parte alta de la zona afectada, en la cresta del talud", mientras que las siguientes fases "avanzarán hacia el interior de la corta, en sentido descendente y en dirección sur".
Bulldozers, excavadoras y volquetes 'dumper' están participando en las tareas de recuperación, según concreta CLC, que destaca que, "por primera vez en Las Cruces", está previsto emplear maquinaria pesada operada por control remoto para trabajar en las zonas de más difícil acceso.
El objetivo de la compañía es "garantizar la completa seguridad y estabilidad de la corta para poder retomar en unos meses la extracción de mineral, actualmente suspendida, una vez se cuente con la autorización de las administraciones competentes".
Se reanudará en la llamada Fase 6, situada en el extremo este de la corta y que no resultó afectada por el deslizamiento, según concreta Cobre Las Cruces, que explica que en esta fase está contenida la mayor parte del mineral que aún queda por explotar en el actual yacimiento.
Desde la empresa explican que, mientras se desarrollan los trabajos, la producción de cobre en la planta hidrometalúrgica "mantiene su actividad", empleando el mineral de baja ley almacenado, lo que "permitirá funcionar durante varios meses". Para entonces, se espera haber reanudado la actividad extractiva.
Desde la empresa señalan que, "como consecuencia de la nueva situación de CLC y de su repercusión en la actividad productiva, la compañía ha iniciado la negociación con los representantes de los trabajadores de un expediente de regulación temporal de empleo" (ERTE).
"UN DESAFÍO PARA LA COMPAÑÍA"
"Este incidente ha tenido un impacto importante en nuestras operaciones y representa un desafío para la compañía", ha afirmado el director general de CLC, Iain Anderson, quien ha subrayado que "todo el equipo de Las Cruces está trabajando duro para garantizar la continuidad actual y futura del proyecto y mitigar el impacto en el empleo".
Además, ha agradecido "la colaboración de nuestros empleados, las comunidades vecinas, los contratistas, los inversores y las administraciones implicadas". "Todos compartimos el mismo objetivo: mantener la actividad de Cobre Las Cruces y seguir contribuyendo al desarrollo, el empleo y la innovación en Sevilla y Andalucía", ha aseverado.
El deslizamiento se produjo pasadas las 5,30 horas de la mañana del 23 de enero. Afectó a 500 metros del talud norte, arrastrando parte del área donde se almacenan los estériles de mina. Antes del deslizamiento, la inspección visual de los operadores que se encontraban en la corta detectó una primera grieta en la pista principal. Según explican desde Cobre Las Cruces, "tal como están entrenados, de inmediato se activó el protocolo de seguridad y se procedió de manera rápida y efectiva a la evacuación de todo el personal presente en la zona".
El área afectada por la rotura tiene unas dimensiones de 1.200 metros de largo por 600-900 metros de ancho, según la zona. El movimiento desplazó "aproximadamente 9,5 millones de metros cúbicos de materiales", en su mayoría margas (arcillas inertes) del propio talud.
Estos materiales se deslizaron hacia el interior de la corta hasta cubrir la mayor parte de su fondo, salvo la mencionada Fase 6.
En el ámbito medioambiental, "todos los análisis de agua y otros estudios realizados descartan hasta la fecha afección al acuífero ni a las aguas superficiales colindantes al complejo minero, entre ellas las del arroyo Garnacha", según subrayan desde Cobre Las Cruces.
La investigación sobre las causas del deslizamiento "continúa desarrollándose y se está contando con expertos independientes, del ámbito tanto público como privado". Los primeros resultados indican que "se produjo una rotura rápida e imprevista en el talud, seguida de un deslizamiento de tierra". La "extensa" red de instrumentación ubicada en la corta --inclinómetros, prismas topográficos y piezómetros-- "no detectó ningún movimiento previo a este evento".
La investigación está analizando "distintos factores que pudieron contribuir a la rotura", entre los que figuran "las particulares características de las margas, la existencia de un plano de estratificación ligeramente inclinado --un elemento ya conocido y sometido a monitorización-- y la posibilidad de una discontinuidad vertical en la espalda del talud norte". Igualmente, "está bajo investigación si un evento sísmico registrado minutos antes de la rotura pudo actuar como desencadenante".
Tras el incidente, Cobre Las Cruces sostiene que "está incrementando los equipos de monitorización en la corta, con la instalación de un sismógrafo, diez nuevos prismas topográficos y un georadar para detectar en tiempo real cualquier movimiento del terreno".
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