Bob Dylan cantó su particular historia de la creación en un disco a medio camino entre la espiritualidad y el delirio, en el que un tren se acercaba lentamente. Como el día de las elecciones. El hombre (en 1979 el lenguaje inclusivo aún no había hecho acto de presencia) le dio nombre a todos los animales y así éstos cobraron vida. La capacidad creadora del verbo.
La palabra se hizo candidatura en
el debate sin debate del lunes y acampó en la campaña.
Susana Díaz, por miedo verdadero o por estrategia electoral, invocó a un fantasma que tal vez por eso termine por aparecérsele. La candidata intentó movilizar a los indecisos con una versión actualizada del "que viene la derechona" de
Alfonso Guerra. Pero quizá consiguió poner en el mapa una opción válida para esos desencantados que nunca la votarían.
Ella, que no respondió a ninguna de las preguntas sin respuesta que le plantearon sus adversarios, se tomó el silencio de éstos como un
"sí" a pactar con Vox, llegado el caso. Y en ese momento, quizá, la posibilidad de ese pacto cobró forma real.
Los sondeos no han dado en ningún momento por segura la entrada de Vox en el Parlamento. Quizá sólo los más
cocinados. Hasta ahora, era sólo una posibilidad. Pero la candidata socialista metió al
partido del juez Serrano en la escena.
Ésa fue la gran, y prácticamente la única, novedad que aportó el debate del lunes en
TVE. El resto fue casi un calco del celebrado una semana antes en
Canal Sur: el mismo formato, los mismos cuatro bloques temáticos, los mismos discursos con, eso sí, intervenciones más breves...
El rojo de la corbata de Moreno (Marín tampoco llevó en esta ocasión) y las blusas de Rodríguez y Díaz sustituyó al verde del primer asalto. Y poco más.
La misma acritud entre Marín y Moreno, Díaz algo más enfadada (y visiblemente más cansada que hace una semana, con una semana menos de campaña a sus espaldas), y Rodríguez más centrada, menos dubitativa que en el
primer debate.
Los mensajes de los candidatos fueron clavados a los de la semana anterior. Que si el
temido bloqueo, a decir de la socialista; que si la
bajada de impuestos con siglas del PP; que si lo que toca es hablar de Andalucía y no de
Cataluña de la candidata de la confluencia de izquierdas, que si Ciudadanos es el único capaz de limpiar de
corrupción las instituciones.
Sólo unas
395.000 personas (34.000 menos que la semana anterior) siguieron el debate televisado.
Los llamados a votar son 6,5 millones. Que cada cual saque sus conclusiones.