Los grandes desajustes de la economía que ni el Gobierno ni sus paniaguados pueden negar en empleo (desempleo más bien), déficit, deuda, cierre de empresas, caída de la renta, de la inversión y sobre todo con la deflación a la vuelta de la esquina, han hecho sonar todas las señales de alarma porque a un presente negro va a suceder un futuro cercano más oscuro todavía. Con otra administración menos sectaria ya se habría intentado unos nuevos Pactos de la Moncloa que no son más que un PE. En su lugar nos vamos a ir encontrando con intervenciones unilaterales que carecen de una planificación, como subida de impuestos, congelación salarial y recorte de prestaciones.
La primera medida que tomará este Gobierno es subir los impuestos. Eran muchos los mensajes en este sentido que está enviando el Ejecutivo, y el más claro de todos fue el de la vicepresidenta económica, Elena Salgado, quien afirmó que se iban a revisar todos los tributos que es una forma elegante de decir lo mismo. Aquello que sonaba tan bien de que bajar impuestos es de izquierdas ha pasado a la historia, porque ahora el socialismo es otra cosa, intervenir con políticas costosas e irrenunciables para ZP.
La congelación salarial será otra de las intervenciones que anuncian los voceros de la Moncloa. Para abrir boca comenzarán con los tres millones de funcionarios. Pero cuando las barbas de tus vecinos veas cortar, echa las tuyas a remojar, a continuación vendrán el resto de los trabajadores pero no se le llamará congelación sino “adecuación de la remuneración salarial a la coyuntura económica” que es lo mismo, pero asusta menos. Nunca olvidemos que el rey de la palabrería es ZP, enmascara una medida punitiva con una verborrea barroca de la que cuesta trabajo extraer el razonamiento.
Las prestaciones del Estado de Bienestar será otra de las intervenciones. Sanidad, Educación y Pensiones, verán cercenadas sus servicios y al igual que con la congelación salarial recibirán otras denominaciones rocambolescas, se harán con nocturnidad aprovechando cualquier período vacacional y sorprender al personal, aunque con los sindicatos realmente existentes pocas huelgas le van a plantear. Por supuesto que el insostenible Estado de las satrapías autonómicas y municipales tampoco se recortarán. Zapatero hará todo menos poner el carro detrás de los bueyes, librar la economía de intervencionismo y fomentar la competitividad.
Hasta pronto gadiritanos.
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