En primer lugar, siguen insistiendo en que “la operación ha sido un “pelotazo” para alguno de los implicados en la misma. Muy posiblemente un tercero, tal vez alguna entidad bancaria, que ha visto liquidada cierta deuda que al parecer mantenía con la misma el vendedor de los cascos bodegueros, según se rumorea por los mentideros relacionados con la operación. A falta de poder confirmar esta aseveración, nuestro grupo sigue manteniendo que no encuentra explicación lógica a la compra en una situación como la actual de caida del mercado inmobiliario”.
Por otro lado, según los datos publicados, el total de la superficie vendida es de 6.172 metros cuadrados, “lo que supone un descuadre de más de 2.000 metros cuadrados sobre la superficie total de la misma. Esto nos hace suponer que la parte trasera de los cascos no ha entrado en la operación. Casualmente la única parte que contempla una calificación de unifamiliar adosada y que carece de grado de protección en la aprobación provisional I del Plan General”.
El que mucho tiene que explicar, indica Gómez en comunicado de prensa, es el presidente de Impulsa, Enrique Moresco, “que aún no se ha dignado a dar explicaciones de por qué se han comprado los cascos bodegueros en un momento cómo éste de recesión económica. Nos preguntamos hasta dónde puede llegar el grado de amistad con los implicados en la operación”, y alude a la falta de transparencia tan publicitada por el PP.
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