La Junta se echó al monte el martes con su propuesta de “devolver” al Gobierno central el Impuesto de Sucesiones y no piensa desandar ahora ese camino. Se lo aclaró ayer en el Parlamento andaluz la presidenta, Susana Díaz, al líder de la oposición, Juanma Moreno. Tocaba sesión quincenal de control al Ejecutivo y había dos dardos que la jefa del Ejecutivo sabía que estaban a punto de lloverle, el de su futuro en tareas nacionales y el de la polémica sacudida del gravamen hacia Madrid.
Díaz fue contundente: su Gobierno quiere desembarazarse ahora del impuesto “harto de las mentiras del PP” y porque Rajoy no accede a una armonización fiscal que lo iguale en todas las comunidades. Y en su denuncia añadió que la insistencia de los populares en que esa carga fiscal desaparezca en el fondo esconde un intento de que “el 98% de los andaluces”, los que ahora no pasan por caja, “paguemos lo de los ricos”, en alusión a las bonificaciones que alienta el PP.
El Consejo de Gobierno del martes le había extendido a Moreno Bonilla la alfombra para atacar a la presidenta. Su partido abandera desde hace meses la batalla contra el Impuesto de Sucesiones y Donaciones y ahora se cree cargado de más argumentos tras la propuesta de la Junta de dejar de gestionarlo.
En su intervención elevó el tono y tachó de “indigno” que una jefa de Ejecutivo autonómico proponga “renunciar” a un “elemento tan poderoso” como la autonomía fiscal simplemente porque un asunto “le resulta incómodo”. Ahí conectó con el argumentario que enarboló el miércoles toda la oposición al unísono y que habla de “traición” al espíritu del 28F y a los dos Estatutos de Autonomía.
Horas después el Salón de Plenos asistía a una paradoja. Si el Gobierno de Díaz planteaba el martes librarse del impuesto, ayer el PSOE impulsaba una proposición no de ley para instar al Gobierno central a que iguale la carga fiscal en todo el país. Salió adelante porque sólo se opuso el PP, pero toda la oposición reconoció su “perplejidad”.
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