Joven, pero experimentado; reconocido por su profesión y a la vez asustado por lo que se espera de él; devorador de cine y amante del teatro desde niño y ahora actor y director audiovisual y teatral; defensor de que en Jaén sí hay cultura y ejemplo de creador este 2016 con la dirección de la obra teatral ‘Agosto. Condado de Osage’ y el documental ‘Historia de un olvido’ sobre el casco antiguo de la ciudad…Así es el actor, director y productor de Dieciséis Veinte Creaciones, Carlos Aceituno (Jaén, 1982), que cada año tiene como objetivo sacar adelante, como mínimo, cuatro trabajos.
Es uno de los actores en plantilla de La Paca, donde probó el veneno del teatro que inyecta la compañía jienense a los más jóvenes. Así descubrió sus dotes escénicos y ahora está de gira con la compañía, con alrededor de diez textos en la cabeza.
Cuenta que cuando trabajaba en una empresa para ganarse la vida, pidió vacaciones y, sin decir nada a nadie, se fue a Córdoba, donde fue aceptado en la Escuela Superior de Arte Dramático. Durante cuatro años cultivó su sueño. Continuó su formación en el Instituto del Cine de Madrid estudiando Interpretación Cinematográfica. “Cuando hacía clases de interpretación ante la cámara no podía evitar exponer mi punto de vista sobre dirección”, recuerda. Y no lo hacía mal, según le reconocían los expertos, y descubrió su talento para la dirección audiovisual y teatral. Y es que nunca se ciñó únicamente a la creación del personaje. “Siempre tenía presente toda la puesta en escena”, dice.
Durante la entrevista lució una camiseta con un claro mensaje: #enJaénsíhay… refiriéndose al talento y las ganas de crear entre los profesionales jienenses. “Ahora mismo hay un esplendor cultural impresionante en Jaén”, reconoce, señalando que “lo único que falta es una agenda cultural en condiciones y espacios en los que exhibir esos trabajos”.
Fue uno de los fundadores de ‘Jaén Audiovisual’, con la que se ha creado un canal de comunicación entre profesionales. Lamenta que sólo existan las salas de cine de La Loma y que a los teatros le falten equipamientos. Apoyó el Movimiento Abierto por la Cultura y reconoce que “exigir al colectivo que continúe, cuando se gestó de forma altruista, es complicado”, señalando que la consecuencia más positiva de éste ha sido que “se entendió que había que caminar unidos y eso ha originado un mayor apoyo entre las artes”.
Como director reconoce que le enganchan “las historias que remuevan las entrañas del público”. Hasta ahora ha dirigido seis obras de teatro, cuatro cortometrajes, un documental, un corto-documental, varios videoclips y otros espectáculos. Entre otros títulos ‘Eloísa está debajo de un almendro’ o ‘Salvajes’.
Prepara un nuevo cortometraje, sobre una mujer que pierde su rostro de tanto llorar y espera poder brindar porque el documental ‘Miguel Picazo. Un cineasta extramuros’, del que es ayudante de dirección, esté nominado para los Goya 2017.
Pero este año ha sido noticia porque se ha convertido en el primer director jienense en llevar al escenario del teatro Infanta Leonor una obra de teatro programada en el Festival de Otoño y lo ha hecho con ‘Agosto. Condado de Osage’, del dramaturgo estadounidense Tracy Letts. Doce actores, un escenario con una casa de dos plantas para contar la historia de una familia “disfuncional” y una puesta en escena “potente” hizo que su adaptación no tuviera nada que envidiar a otras de la Gran Vía de Madrid. “Hemos tenido la suerte de ser los primeros en estar en el Infanta Leonor. Entrar en este teatro es casi imposible para una compañía de Jaén”, reconoció, aludiendo a las “altas tasas” de ocupación de un espacio escénico público.
Aceituno apuntó a que las instituciones hacen una “escasa apuesta por el arte local” y aseguró que con ‘Agosto’ el trabajo está hecho, esperando apoyo para que la obra pueda representarse en otros escenarios. Se siente reconocido en Jaén y le asusta que con varios premios a su espalda (Rodando por Jaén, el RTVA, Decortoan, Cultura por bandera) el listón “cada vez es más alto”.
Se considera “afortunado” por vivir de lo que le gusta. “Es muy duro. Escribo, dirijo, actúo…Es una vorágine de trabajo para llegar a final de mes”, reconoce agradecido Carlos Aceituno.
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