Muchos de los que asistieron a dicha festividad en la playa aseguran que “se nos criminaliza a todos por unos cuantos, pero en cambio sólo algunas playas se ven afectadas”, informa uno de los jóvenes afectados. Así, en La Muralla estuvieron más controladas las posibles hogueras y barbacoas, “mientras que en Valdelagrana o Fuentebravía hubo quien no tuvo problemas en encender fuego”. A ese tipo de injusticias también se refieren los jóvenes, puesto que “nos sentimos en desventaja. No se vigilan igual unas playas que otras”.
Tradicionalmente, el lugar de concentración de jóvenes la noche de San Juan se ha centrado en La Muralla, pero ante las prohibiciones y el recelo del equipo de Gobierno, Valdelagrana, Fuentebravía o partes concretas de Santa Catalina se están convirtiendo en el refugio de aquellos que sólo pretenden divertirse, como lo han hecho muchas generaciones durante años.
Ya no se pueden llevar a cabo la quema de deseos o el salto por encima de la hoguera. Lo único que exigen es más vigilancia en las playas, pero sin tener que sentirse criminales. Solicitan que haya más control sobre el mobiliario de playa, porque sí es cierto que se sabe que hay vándalos e incívicos que llegada una hora se divierten de esa manera, así como que se coloquen en las playas recipientes donde los que quieran puedan encender su hoguera o su barbacoa, sin que la integridad de ninguna persona peligre ni la playa se convierta en un campo de batalla.
Fueron varios los grupos de chavales que, ante el control llevado a cabo no sólo los por agentes de la autoridad si no los de seguridad privados desistieron de llevar a cabo su particular celebración de San Juan, abandonando la playa más bien temprano, para lo que constaba en sus expectativas, por no decir de todos aquellos que se marcharon nada más llegar.
Otros incluso preguntaron a los agentes de seguridad sí se podían hacer barbacoas, y es que no todo el mundo asiste todos los años como para poder recordar o conocer las distintas prohibiciones que se añaden de un año a otro. Lo que está claro es que, cada vez hay menos jóvenes que se sienten atraídos por la celebración de San Juan en la ciudad, y muchos ya se plantean salir del municipio el próximo 23 de junio para poder divertirse sin sentirse un criminal. “Total si nos desplazamos cuando vamos a Cádiz por el Trofeo Carrranza, qué más nos da irnos también el día de San Juan si es que no trabajamos, como ha pasado este año”, indica otro de los chavales afectados.
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