Opiniones de un payaso

Cambio de gobierno

Lamentablemente estamos dejando pasar la oportunidad de hacer realidad un cambio de gobierno, respaldado por una amplia base de ciudadanos diversa y plural, capaz de sacar al país de la situación de incertidumbre en la que se encuentra, con el planteamiento de unos objetivos razonables y...

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Lamentablemente estamos dejando pasar la oportunidad de hacer realidad un cambio de gobierno, respaldado por una amplia base de ciudadanos diversa y plural, capaz de sacar al país de la situación de incertidumbre en la que se encuentra, con el planteamiento de unos objetivos razonables y alcanzables a medio plazo.
Podemos, la formación que lidera Pablo Iglesias, no parece entender que el gobierno a la valenciana que pretende no es el gobierno que España necesita. Y no es el gobierno que España necesita porque lo que menos nos hace falta a los españoles en el momento actual es un ejecutivo apoyado por una parte de los ciudadanos –ni siquiera claramente mayoritaria– con cuyas tesis no comulga la otra gran parte. Lo que menos necesitamos los españoles es reeditar en pleno siglo XXI los fantasmas de las dos Españas. Y dice esto alguien que ha defendido y defiende –conste– los postulados de la Ley de Memoria Histórica y la necesidad de refundar el régimen que inauguramos en 1978.
La posición en la que Iglesias y compañía se han enrocado no tiene futuro y se fundamenta más en la imposición de los criterios de una mayoría un tanto ficticia, surgida de la crisis y de la coyuntura política, social y económica en la que vivimos y no de una comunidad homogénea de convicciones, creencias, valores e ideología. Pero es que, además, el gobierno a la valenciana que proponen desde Podemos obtendría, si es que los obtiene, logros tan efímeros como efímera puede ser esta legislatura en la que nos hallamos inmersos. Y esto sería así simple y llanamente porque ni estaría sustentado por una mayoría lo suficientemente estable como para acometer, con un escrupuloso respeto a la legalidad, las reformas que urgen, ni podría superar las limitaciones del marco institucional y jurídico de nuestro actual estado democrático y derecho tal y como hoy está configurado.
Solo el pacto mejorado y ampliado del PSOE con Ciudadanos, y secundado por Podemos, puede ser el pilar de un gran proyecto que concite el consenso que se precisa, incluso con el beneplácito de una parte del PP, para dar lugar a una legislatura útil, con una agenda concreta y definida, que permita llevar a cabo la implementación de políticas progresistas pero realistas –recordemos lo ocurrido en Grecia con Syriza– en el contexto de la UE –la política es el arte de lo posible– y, sobre todo, poner en marcha tanto medidas de emergencia contra la pobreza, la desigualdad o la precariedad laboral, sobre las que existe un amplio y constatado acuerdo, como las iniciativas que se demandan para modificar el marco electoral, derogar la Ley Wert y la llamada Ley Mordaza, mejorar la educación, la sanidad y reestablecer el sistema público de ayuda a la dependencia. En definitiva, para recuperar esa sociedad del bienestar –en la que la libertad no sea óbice para la igualdad ni viceversa– a la que aspiramos, o deberíamos aspirar, considerando que a día de hoy, y como nunca antes en nuestra historia, disponemos de los medios y los recursos para ello, si contamos, por supuesto, todo o casi todo lo que algunos de nuestros más ilustres patriotas guardan en Suiza, Panamá, las Islas Vírgenes y otros paraísos fiscales del planeta.

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