Mercadona lleva ya varios años profundizando en el conocimiento y refuerzo del primer eslabón de la cadena alimentaria, el sector primario. Así lo explicó en las jornadas organizadas por el la propia cadena de distribución (a través del Foro Interalimentario en el que participa), su interproveedor de leche Covap y la federación de consumidores Al-Andalus el responsable de relaciones externas de Mercadona en Huelva y Cádiz, Rodolfo Hernández. “Estamos comprometidos con la creación de una cadena alimentaria sostenible y por eso tenemos que llegar no sólo a nuestros interproveedores sino al sector primario. Esto permite crear alianzas estables y promover el relevo generacional”, señaló Hernández.
La cadena de supermercados predica con el ejemplo con su interproveedor de aceitunas Hacendado (la marca propia de Mercadona), el grupo La Española, que mantiene acuerdos estables con más de 200 agricultores y entamadores de aceituna de mesa de Sevilla. O también con Sovena, que envasa su aceite Hacendado mediante el acuerdo de compra con 514 almazaras, de las que 423 son andaluzas .
En total, la compañía realizó compras por 2.636 millones de euros a sus proveedores andaluces en 2014, un 5% más que el año anterior. Su nomina de interproveedores se incrementó además con las empresas de carne de pavo y pollo Procavi y Avinatur; el pescado del buque gaditano Elvimar de Barbate; y Agromediterránea Hortofrutícola, que suministra hortalizas.
Desde los consumidores, María José Gómez de Al-Andalus reivindicó que, si bien los clientes finales son el último eslabón de la cadena, “no significa que seamos el eslabón más débil, al contrario, ya que si un producto no se compra se deja de vender”. Ante el medio centenar de amas de casa convocadas por el Foro Interalimentario en las instalaciones de Covap, dio también una de cal y otra de arena a los propios consumidores.
“Tenemos nuestros derechos, como los de acceder a productos seguros y bien etiquetados, pero también nuestras obligaciones”. Entre ellas citó la de manejar de manera adecuada el producto en el propio domicilio - “muchos problemas proceden de un manejo incorrecto”, aseguró-; también la asunción de hábitos de consumo responsables y sostenibles; y lo que denominó “hacer un ejercicio de voluntad para no mirar sólo el precio del producto, sino valorar también su los productores están recibiendo un precio justo por él”.
En resumen, según Gómez, de lo que se trata es que la cadena alimentaria no sea unidireccional, sino que haya comunicación e interrelación en ambos sentidos y entre todos los eslabones. En cuanto a reivindicaciones concretas, pidió un etiquetado con letra mayor para que sea legible por todos, y que recoja información de la huella ambiental del producto.
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