Fermin Bohórquez hay que reconocerle que no es tanto fisicamente al cien por cien, pero salió con las mismas ganas e ilusion como cuando comenzaba. Tranquilo y templado, colocando banderillas al estilo perfecta, como ocurrio en el primero y pares a dos manos más sensaciones y espectaculraes los que colocó a su segundo. Hizo gala de su toreo puro campero que tanto gusta a los aficionados y protagonizó bellos momentos con sus caballos Bohemio y Melero, éste último un caballo tordo precioso. Perdió la oreja del primero al echarse el animal para no levantarse tras un pinchazo hondo. Pasó a la enfermería.
Corrió turno y lidió el último tras permanecer largo rato atendido por los médicos de un problemilla al parecer intestinal que esperemos que lo supere pronto. Los compañeros cedieron sus puestos y de nuevo Fermín salió con unas ganas enormes. El público lo recibió con palmas por bulerías de aliento que le sirvieron para irse a puerta de toriles para recibir al toro. Tras dos vueltas completas llevándolo a la grupa dejó un rejón de buena ejecución. El tercio de banderillas fue brillante, dejándose llegar el animal. La gente estaba con él y a pesar del descabello, merecidamente, le dieron las dos orejas. Suerte y a recuperarse.
La rivalidad de Hermoso y Ventura que ahora están muy de moda se saldó con un trofeo más para el sevillano, aunque, el pamplonica dejó una lección magistral de toreo a caballo en sus dos toros, principalmente con el primero. Seguro y templado quebró en un palmo de terreno con Chenel, toreando a dos pistas. Luego llegaría el toreo de costado con cuatro quiebros perfectos en los adentros. Sacó a pirata en el último tercio y ahí volvió a haber otro arrimón entre toro y caballo, dejando banderillas a dos manos de las cortas.
El que mató, que salió en cuarto lugar, algo escasito de fuerzas y menos codicioso, pero que supo arrancarlo de las tablas de nuevo ofreció otro toreo despacio y relajado. Con el descabello se fue la oreja.
No cabe duda que Diego Ventura conecta rápisamentecon los tendidos, aparte de ser un rejoneador valiente y con una doma magnífica, arriesga mucho y ofrece espectáculo. Tuvo la mala suerte que su primer rejón que colocó a puerta gayola, cayera feamente trasero y recostado, abriendo un desgarro al animal, que empezó a acobardarse. Pero aquí viene lo bueno. Sacó a Ordóñez, otro buen caballo y empezó la fiesta en banderillas, llevándolo hasta los medios. El mérito se basó en levantar una actuación que tuvo un punto gris en el comienzo. Con sus caballos, Distinto y Califa culminó una actuación convincente.
No se conformó con la oreja del primero y nada más que clavar el rejón de salida volvió a vibrar el público en banderillas montando a manzanares. Hubo un amago de irse a las tablas pero lo cambió de terreno, lo fue encelando hasta lograr buenos pares. Surgió lo que podía haber sido una tragedia cuando el caballo resbaló y el jinete sin salir de la silla volvió a recuperar la verticalidad gracias a su excelente doma y la nobleza y obediencia de la noble cabalgadura librándose de una cornada certera. Con Morante el caballo que pega mordeduras al toro volvió a loco a éste revolucionario que triunfó a ley.
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