Antonio es artista en todo: en la respiración, en la mirada, en la sonrisa, en ese corazón suyo siempre abierto y entregado; aparte, claro está, de en sus partituras, en su poesía y en su prosa. Y es artista también hablando: en una conversación cualquiera, en términos puramente coloquiales, con su acento inimitable, su sabiduría, su gracia, su agilidad, su ingenio. Felicidades, Antonio. Y cuídate: porque te necesitamos, por lo menos, otros ochenta y cuatro años más.
En 1991 me cupo la satisfacción de participar, con el maestro Gallardo, en el libro Jerez en Semana Santa, editado, con gran esmero y excelente diseño, por A. G. DELCAST, S. L. , señera industria gráfica regentada por mis primos políticos los hermanos Del Castillo. Antonio aportó el material lírico, con la reimpresión de su memorable Luna de Nisán; yo puse los textos en prosa con la información histórico-estética correspondiente a cada una de las hermandades de penitencia jerezanas. El aparato visual estuvo a cargo de los magníficos fotógrafos Diego Romero Fabiere, Antonio Vargas Perdigones, Matías Ruiz, Luis vázquez, Juan Aguilera, Juan Romero, Fernando Mulero y José L. Martínez. Me siento especialmente orgulloso de haber sido acólito de Antonio en aquel trabajo.
Me voy a permitir recomendar la lectura de un poemario, muy especial, escrito por Antonio Gallardo. Se titula Apenas yo y fue publicado, en 1981, bajo patrocinio de la Delegación de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Jerez. El prólogo lo hizo, con sumo acierto (como es habitual), Manolo Ríos Ruiz. En este libro Antonio nos ofrece un conjunto de excelentes o, mejor sea dicho, exquisitas composiciones que demuestran la extraordinaria energía de su capacidad creadora. Búsquenlo y léanlo: es una joya.
He aquí un ejemplo de lo que afirmo:
Veníamos / de nunca / a eternizar un siempre jubiloso / nos parieron / de cara a la tibieza del abrazo / honestamente / a punto de esta lúcida presencia / que lo humedece todo / con salivilla leve de paso invertebrado / el tiempo / se partía / como un mendrugo tierno a nuestro paso / se nos pegaba / a la sonrisa / como el polvillo leve de una mariposa / como un copo de bruma / dormido entre los álamos del río / y ahora / exactamente ahora / tengo que aguardar turno en la consulta / porque me sigue molestando la garganta / dejaré / por lo tanto / de buscar esta perdida dracma / que debe estar debajo de la alfombra / o donde ayer leí los evangelios / esta molestia honda / que me llega hasta el alma cuando trago / apenas si me deja tiempo libre / para sentirme cómodo escribiendo
cada vez que comienzo este poema / lo tengo que dejar en este verso / no / en estos dos que estáis leyendo ahora
¿pero es posible que esto sea un poema?
Mis más siceras felictaciones, querido Antonio.
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