Una más, pero sin duda debiera ser la gota que colmara el vaso de la infinita paciencia que esta sociedad está teniendo desde que la crisis comenzó. Una más, pero sin duda en esta ocasión se sobrepasan los límites de la decencia desde lejos y no debemos dejar que pase el tema por la opinión pública como algo circunstancial y que nadie sabía.
Resulta que en Caja Madrid, cada uno de los miembros del consejo de Administración, además de disponer durante años de un sueldo de cinco mil euros, dietas de dos mil euros y otra cantidad por gastos administrativos de otros dos mil euros, también tenían a su disposición una tarjeta “B” (se supone por tanto que fuera de contabilidad y control alguno) para gastar en lo que quisieran, cuando quieran y con la cantidad que quisieran.
Pues bien, ninguno de los implicados quieren hacer declaraciones, ninguno de los responsables políticos de entonces y de ahora se quiere mojar (salvo excepciones contadas), ninguno de los dirigentes de los sindicatos de antes y de ahora quiere acusar y hablar con propiedad del asunto.
Clama al cielo que el gobierno intente concienciarnos de que no hay que defraudar, que nos venda en un anuncia que no pagar el IVA de un arreglo de fontanería o de mecánica es equiparable a los millones y millones de euros que no se han perdido, sino que se han embolsado tantos y tantos cargos que nos quieren y hacer caer encima la deuda que ellos crearon.
Y está bien de respetar tanta presunción de ladrones que no merecen tal respeto, ya está bien de equipararnos a ellos por pagar o no el IVA en cualquier operación mínima que realizamos, ya está bien de dejar que se vayan “de rositas”.
No solo basta con devolver el dinero (lo mínimo que debían hacer), sino que deben exigirse responsabilidades, porque evidentemente alguien debe responsabilizarse y pagar ante la justicia por todo esto.
Después nos vendrán asustando por los nuevos partidos que surgen y no se dan cuenta, que ellos han provocado cualquier consecuencia que de una manera u otra pudiera llegar a ocurrir. Aún estamos esperando a algún dirigente decente que de una vez por todas se aparte de siglas y electoralismos y se una al grito ciudadano de ¡Ya está bien!
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