Una imagen vale más que mil palabras y, en este caso, una mirada puede llegar a evocar infinitamente más emociones que una simple conversación.
Con la fuerza, el aire atemporal y los contrastes que transmite el blanco y negro -tonalidades de grises para el autor-, el fotógrafo Patrice dos Santos (París, 1980) ha logrado plasmar en una serie de retratos los rostros y almas de los hombres y mujeres con los que se cruzó durante su último viaje a Cuba. La atmósfera de la isla caribeña y, sobre todo, la “diversidad cultural, amabilidad, poesía y sentido de la ironía” de su pueblo cautivaron tanto al fotógrafo, que regresó a Sevilla -ciudad dónde reside desde 2011 por trabajo- con cientos de momentos inmortalizados a través de su cámara; vivencias que ahora muestra en Cádiz con la exposición Los ojos de Cuba, que inaugura este sábado el Centro Territorial de Radio Televisión de Andalucía (RTVA).
El trabajo documental realizado por Patrice dos Santos en Cuba queda recogido para esta muestra -que se podrá visitar hasta el 23 de abril- en una veintena de instantáneas con las que el novel autor refleja, bajo su particular visión humanista, la forma de vida de los isleños que pasan sus días alejados del ruido y de los tópicos propios de las rutas turísticas elegidas por los foráneos.
La “convivencia de culturas” (con mulatos, afroamericanos e hispanos), el “orgullo patrio” y la “felicidad” que irradian estos hombres y mujeres a pesar del sufrimiento y la pobreza real que les rodea queda patente en cada uno de los retratos de la muestra, cuya horizontalidad está elegida a propósito por el autor para poder llegar “directamente a los ojos” de los protagonistas y así añadir más fuerza a la imagen.
Las calles de Trinidad, La Habana y Viñales fueron testigos directos de los largos paseos de Patrice, que, acompañado siempre por su cámara digital Canon y por la Praktica MTL de los años 70 heredada de su padre (quien le enseñó desde muy pequeño el arte y la magia de la fotografía analógica), conversó largo y tendido con la mayoría de los protagonistas de cada una de sus fotografías para poder recoger pequeños fragmentos de sus vidas. El resultado, un excelente reportaje social, género con el que el autor se siente más identificado (sobre todo con los trabajos de Sebastião Salgado y Manuel Rivera-Ortiz) y con el que sigue profundizando en cada uno de sus múltiples viajes.
Experiencias previas
Patrice, “hombre de mundo” como él se define, y especializado en economía, derecho y ciencias políticas, aprovecha cada uno de sus desplazamientos para captar con su objetivo a las personas y escenas callejeras con las que se encuentra. Así, ya ha tenido la suerte de fotografiar a los niños del valle de Katmandú (Nepal); a los habitantes de Rajasthan en La India; el mosaico humano del Próximo Oriente; a los monjes de Camboya; a los pueblos argentinos o uruguayos en América del Sur, o los barrios de Harlem y Brooklyn en Nueva York. Su naturaleza curiosa, le ha llevado a investigar y a experimentar con otros géneros como el de la moda (el trabajo de estudio le ha enseñado a entender cómo funciona la luz); la arquitectura (Berlín protagoniza una de sus series) o el flamenco.
Devolviendo su punto de mira a la vertiente social, su próximo destino le llevará hasta Panamá para trabajar en un proyecto sobre pueblos indígenas, con el que, además de “hablar” a través de sus instantáneas, pretende dar el paso de acompañar las imágenes con textos para ir más allá de la “denuncia silenciosa” que imprime siempre en sus fotografías.
Ahora, tras una primera muestra en Sevilla de ‘Los ojos de Cuba’ (antes, en 2012, ya expuso en París un trabajo sobre niños nepalíes), el fotógrafo francés invita a los gaditanos de la “Tacita de Plata”, ciudad que considera “gemela de Cuba”, a dirigir su mirada al otro lado del Océano, detrás del malecón.
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