Sin embargo, los tres últimos asesinatos de Irlanda del Norte han promovido por primera vez una llamada a la colaboración ciudadana con la Policía por los dirigentes del Sinn Fein, la rama política y la dirección del IRA, que es quien ha conducido el proceso de paz con el gobierno británico.
La adhesión de los dirigentes del Sinn Fein a las instituciones reconociendo la legitimidad de la Policía para perseguir a los terroristas y convocando a la población a facilitar información sobre los asesinos es un dato significativo de su voluntad irreversible de consumar ese proceso. Introduce definitivamente al Sinn Fein en el compromiso con la institucionalidad frente a la cerrazón terrorista de sus antiguos compañeros.
Siempre ha habido en España aficionados a comparar la situación irlandesa con la del País Vasco. Lo han hecho casi siempre de forma interesada porque es difícil encontrar similitudes al margen de la utilización de la violencia por ambas organizaciones terroristas, el IRA y ETA. Históricamente, las dos realidades poco tienen que ver y desde el punto de vista sociológico, tampoco. Pero habría alguna lección que pudieran haber tenido presente los aprendices de brujo que desde Euskadi han querido utilizar esa comparación. Que A. Otegi no es Gerry Adams es cosa sabida. El ex dirigente de Batasuna nunca tuvo el coraje de tener criterio propio y su dependencia de la cúpula de ETA nunca le permitió la menor autonomía. Ahora el espejo donde pretende mirarse es mucho más exigente. ¿Se atreverá algún día Arnaldo Otegi o cualquiera de sus lugartenientes a hacer una llamada al pueblo vasco para que colabore en la detención de los asesinos de ETA cuando se produzca un atentado?.
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