Miguel Trillo, el espejo de la rebeldía

El fotógrafo Miguel Trillo lleva más de tres décadas retratando en la calle a jóvenes anónimos que expresan su rebeldía con su propio cuerpo

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  • El fotógrafo -

El fotógrafo Miguel Trillo lleva más de tres décadas retratando en la calle a jóvenes anónimos que expresan su rebeldía con su propio cuerpo, con su forma de peinarse, de vestirse o de mirar, un trabajo que ahora repasa en una exposición que se estrena hoy en el Espacio de Creación Contemporánea de Cádiz.

"La estirpe de la calle" es el título de esta muestra retrospectiva, la primera que este fotógrafo que inició su carrera en la movida madrileña allá por los ochenta y que ha recorrido medio mundo en busca de tribus urbanas, hace en su tierra, en Cádiz.

Cerca de 150 fotografías, la más antigua de 1976 y la más reciente del 2013, conforman este recorrido por el trabajo de Miguel Trillo (Jimena de la Frontera, 1953), en una exposición en la que se intercala el blanco y negro y el color, las décadas y los escenarios, desde España a Japón, para demostrar que el fenómeno "se repite, fluye en el tiempo y en el espacio", según explica el comisario de la muestra, Héctor Fouce.

Lo que no ha cambiado mucho en todo este tiempo es la mirada de Miguel Trillo, que siempre ha buscado a jóvenes anónimos, a veces incluso siguiéndoles clandestinamente durante horas, hasta que le conducen hasta el escenario en el que él quiere retratarles.

Allí les hace posar, hieráticos, con un toque aristocrático y mostrando al mundo cómo su formar de arreglarse es una manera de desafiar las reglas y una forma de convertir su cuerpo "en un reclamo", dice el artista.

"Es una rebeldía estética, no de pancartas ni de manifestaciones. Pero a veces dice mucho más, porque la estética va unida a una ética" y con ella "el cuerpo habla", explica el fotógrafo, para quien los jóvenes siguen, como hace décadas, ostentando "un instinto de belleza".

Miguel Trillo desarrolló su pasión por la fotografía en los años 80 cuando se fue a estudiar al Madrid, en plena movida y empezó a retratar a punkies, rockers, mods en los alrededores de las salas de conciertos.

Haciendo esa cartografía de tribus urbanas recorrió toda España y después otros países, especialmente asiáticos, un continente que sigue explorando hoy en día en busca de esas mismas actitudes juveniles.

En la exposición que inaugura hoy muestra también retazos de sus cuatro nuevas series, algunas de ellas inéditas hasta ahora.

"Gigasiápolis", sobre las grandes ciudades asiáticas; "Literaturas", en las que se fija en los fans de los cómics disfrazados como sus personajes favoritos; "Corazas", centrada en la indumentaria de los deportistas de nieve, y "Retratos Cercanos" una selección de fotografías tomadas en la provincia de Cádiz.

Todas ellas son imágenes que "nacen de la calle y vuelven a la calle", señala el fotógrafo, que nunca quiere acercarse demasiado a sus modelos: "la distancia entre los animales es importante cuidarla", bromea.

Además, la retrospectiva incluye algunos de los discos que ha ilustrado o números de sus fanzines "Rockocó", unas revistas sobre distintas tribus urbanas que hizo en los ochenta con simples fotocopias grapadas y que Miguel Trillo mandaba entonces de forma anónima a emisoras de radio y a la Biblioteca Nacional.

Él, según el comisario de la exposición, adivinaba entonces que "el espectáculo estaba en la calle" y que su trabajo sobre las tribus urbanas no debía perderse.

Y no se equivocaba porque, veinte años después, el Museo Reina Sofía de Madrid compró su colección de fanzines y su trabajo ha compartido exposiciones junto a fotógrafos como Cristina García Rodero, Alberto García Alix, Koldo Chamorro, Xurxo Lobato y Humberto Rivas.

Con "La estirpe de la calle", Miguel Trillo hace "una parada" para mirar su trabajo, un ejercicio que, según dice, no le entusiasma: "El retrovisor nunca me ha gustado", afirma.

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