La artista cartayera Purificación Jiménez muestra sus marinas en la exposición que hasta el próximo viernes, 23 de agosto, podrá visitarse en una de las salas del hotel Precise Resort El Rompido.
De ellas destacan sus pateras en El Rompido o la Ribera, las dunas de las playas de El Portil y Nuevo Portil, o las olas del litoral cartayero.
También pueden verse en la muestra algunos bodegones, así como rostros árabes masculinos perfectamente caracterizados y ataviados con el típico turbante.
La exposición está integrada por un total de 23 cuadros y con ella, según la propia artista, pretende enseñar lo mejor del pueblo que la vio nacer, donde se crió, con el que nunca ha perdido el contacto ya que siempre regresa a pasar los fines de semana y los periodos vacacionales, y donde tiene a su familia y a sus mejores amigos, pese a residir habitualmente en Sevilla por motivos laborales.
Prácticamente todos los cuadros expuestos están elaborados en óleo sobre lienzo, salvo uno, en el que la artista ha preferido mostrar su habilidad con los pinceles sobre tabla.
Se trata de la segunda vez que Purificación Jiménez expone en su pueblo natal. La primera fue “hace ya muchos años” recuerda, en la antigua Casa de la Cultura cartayera. También colgó algunas de sus colecciones hace varios veranos en la sala de exposiciones Los Álamos de La Antilla (Lepe), y ha participado en varias exposiciones tanto colectivas, como de forma individual, en la capital hispalense en la que reside y donde ejerce como maestra.
Y es que a pesar de su profesión, Jiménez siempre quiso estudiar ambas carreras; Magisterio y Bellas Artes, aunque por cuestiones personales y después de matricularse en ambas, la segunda se le quedó en el tintero. No obstante, su amor por los pinceles es tal que cuando la destinaron como maestra a Sevilla, participó como alumna en varios cursos de la Escuela de Artes y Oficios de la capital hispalense, donde se formó como pintora. Igualmente reconoce haber estado muchos años en un estudio de pintura con varios amigos pintores, “y entre todos nos fuimos transmitiendo unos a otros todos nuestros conocimientos y habilidades”.
Purificación Jiménez subraya que “la pintura te enseña a observar y a ver las cosas de otra forma, a fijarte en los colores, las luces, los detalles, el todo de las imágenes y, en definitiva, “a ver la vida de una forma muy especial”.
Además, la pintura también sirve a esta artista cartayera para “serenar el espíritu” ya que “cuando te poner a pintar se pasa el tiempo volando y te concentras sólo en lo que estás haciendo, sin pensar en otras cosas, y menos en los problemas cotidianos. Pintar aporta un gran relax y te da paz” concluye.
TRADICIÓN FAMILIAR
La afición por los pinceles le viene a esta cartayera afincada en Sevilla por “tradición familiar”. “Una tía mía pintaba –explica- y de esta forma conocí el maravilloso mundo de los pinceles. También en mi familia ha dibujado mucha gente, entre ellos mi padre, que influyó mucho sobre mis inquietudes artísticas”.
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