Una Administración repleta de irresponsables y negligentes que en los tres niveles –municipal, autonómico y estatal– aplaza los pagos en la seguridad de que nada se les imputará de manera personal, y en la confianza de que el ciudadano de a pie huye del contencioso-administrativo, porque es largo, caro y, encima, aunque te dé la razón la Justicia, los bienes de un Ayuntamiento son inembargables.
Los impagos generalizados crean y alimentan una sutil red de corrupción y amiguismo, donde unos cobran pronto y rápido y, otros, los que no dan propinas, ni se someten a la extorsión, ni tienen amigos, son empujados a la locura.
Esta AAI que padecemos (Administración Abusona e Impune) con el dinero de los ciudadanos dispone de unos servicios jurídicos que sirven incluso para defenderse de los impagos inicuos que promueve.
El problema no es que en Loeches se trate al deudor con un abuso tan miserable como despótico, sino que a la víctima se la encarcela, los verdugos quedan libres, y la situación emplasta todo el territorio, hasta el punto de que hay días en los que se echa en falta un poco de anarquismo liberador.
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