El 2009 abre un escenario crítico para la ganadería de la provincia

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  • La cabaña ovina de la provincia se está viendo muy afectada por las medidas contra la lengua azul.
  • La sprevisiones para este año no mejoran la situación de crisis profunda que ha dejado el año pasado
Todas las organizaciones profesionales agrarias coinciden en que la ganadería es el subsector que peor parado ha salido del primer año de crisis económica y financiera, situación que se generaliza a nivel estatal e incluso internacional. Ni siquiera la relativa recuperación de los precios del vacuno de carne pone algo de esperanza en la ganadería de la provincia de Cádiz, que cuenta con el mayor censo de ganado bovino del total de Andalucía (alrededor de 250.000 cabezas que suponen el 30,93 por ciento del total andaluz).
El alza de los precios de los piensos; la subida de los carburantes durante buena parte de 2008; la incidencia de la fiebre catarral ovina o lengua azul, que ha imposibilitado el movimiento de los rebaños durante meses; la diferencia de precios entre lo que cobra un ganadero por su producto y lo que paga un consumidor al adquirirlo, una diferencia altamente desproporcionada y siempre a favor de las grandes cadenas de distribución, y la sequía que ha impedido el crecimiento de prados y pastizales para alimentar a los animales, aunque este aspecto parece que se recupera con las lluvias de otoño e invierno, han hecho que los más pesimistas califiquen al año pasado como el peor de la historia de la ganadería de la provincia de Cádiz, tanto en bovino, como en ovino y caprino. Sólo se salva la cabaña equina por estar relacionada con el turismo y el ocio más que con la producción de carne o leche.
El Estudio de la cadena de valor de las producciones cárnicas y lácteas de ovino, caprino y bovino de Andalucía, elaborado por doce grupos de desarrollo rural andaluces entre los que se encuentran los gaditanos Campiña de Jerez, Sierra de Cádiz, Los Alcornocales y Litoral de La Janda, determina que “el elemento primordial de la situación ganadera mundial es el incremento del precio de las materias primas para la alimentación”, vaticina que “a medio plazo se presenta un escenario de precios sustancialmente más alto para las materias primas” y asevera que “la escalada en el precio de la energía refuerza el escenario de precios muy altos de la alimentación animal y encarece su logística”.
“La ganadería española intensiva ha obtenido muy buenos resultados en los últimos treinta años”, indica el estudio de los grupos de desarrollo rural, “pero la dependencia en materias primas, los costes derivados de la seguridad alimentaria, el bienestar animal y los condicionantes medioambientales, junto al auge de las producciones de algunos países emergentes en ganadería, ponen en cuestión el futuro del sector, que deberá adaptarse”.
A todo esto se suma el inconveniente de tener “una deficiente estructura organizativa, con buena parte de la ganadería sin organizaciones sectoriales ni estructuras interprofesionales asentadas”, matiza el informe que prevé que, además, “se va a producir una reestructuración en el sector de los piensos, que se espera que sea muy dura para las pequeñas empresas”, precisamente las mayoritarias en la provincia de Cádiz.
Con esta previsión de futuro muchos ganaderos de la provincia se plantean dejar la actividad y, de hecho, durante 2008 se han vendido cabezas de ganado muy por debajo del coste como una forma de refrescar la explotación ajustando al máximo el coste de producción con el número de cabezas de ganado. Por supuesto, en este contexto el ganadero en lo que menos piensa es en innovar y en asumir inversiones tecnológicas, con lo que se inicia un círculo vicioso de precariedad y subsistencia del que es muy complicado salir. 
Los grupos de desarrollo rural andaluces que han elaborado el estudio de la cadena de valor de la ganadería de rumiantes de la Comunidad consideran como factores de éxito una serie de características específicas como el papel del ganado en el mantenimiento de la dehesa y los pastos de los parques naturales, y el valor medioambiental de estos territorios; la composición racial, con gran peso de razas autóctonas, o la capacidad de generar empleo estable (familiar o asalariado) frente a la eventualidad y temporalidad predominante en el sector primario andaluz.
Otros factores considerados como de éxito son la capacidad de proporcionar productos de alto valor diferencial, la de fomentar y mantener una industria local que encaja en la estrategia europea de desarrollo rural y la aportación a la gastronomía andaluza, elemento importante en la valoración de productos y que colabora en el turismo de interior.
Estas factores de éxito deben permitir, ante todo, una remuneración adecuada de las explotaciones de “madres”, base del sistema productivo, y superar las deficiencias a las que se enfrentan el conjunto de las empresas de la cadena de producción y que bloquean el mejor desarrollo del conjunto del sistema productivo.
También han de permitir que se aprovechen las ventajas competitivas, la mejora de la rentabilidad de los aprovechamientos extensivos y la vinculación a la dehesa y territorios similares, la cohesión de la cadena de producción y la mejora de las producciones andaluzas en la cadena de producción española, así como dar valor a la calidad diferencial.
A lo largo del estudio de la cadena de valor de la ganadería de rumiantes andaluza, los grupos de desarrollo rural han constatado “la falta de una estrategia global que aborde los graves problemas de la ganadería de rumiantes y permita aprovechar las importantes oportunidades de desarrollo; se han encontrado actuaciones diversas, pero poco coordinadas”.
Por este motivo reclaman el Plan Ganadero Integral ya anunciado por la Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía.
A juicio de los grupos de desarrollo rural, este plan “debe contemplar globalmente la situación e incluir a los rumiantes, la situación de las superficies de pastos, el abastecimiento de materias primas para alimentación animal y su fabricación, y la situación del cebo y de la matanza, el despiece y el consumo”. También proponen una “línea específica” que establezca “una estrategia para poner en valor la calidad diferencial”.
El plan, según la opinión de los grupos, “debe tener en cuenta todas las instancias que ya están trabajando en esta línea y desarrollar un proceso de debate entre todas ellas, de forma que se logren coordinar los esfuerzos y se consiga sensibilizar a la opinión pública de la importancia de la ganadería andaluza”.
En este marco, los editores del estudio proponen una serie de líneas de actuación como la consideración de los forrajes en los previsibles cambios de cultivos y el estudio de las posibilidades de utilización de más subproductos del sector de la alimentación, actuación orientada a la mejora y abaratamiento de la alimentación.
Otras líneas de actuación serían el apoyo a la concentración de la producción de piensos y a la mejora de la logística, incremento de la investigación y mejoras del manejo de la dehesa y del ganado.
alehernand@gmailº.com

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