Mucho más que un cachondeo

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El tiempo se ha encargado de demostrar que Pedro Pacheco no se equivocaba cuando dijo aquello de que la justicia era un cachondeo. Si acaso, el ex alcalde pudo incluso quedarse corto en aquella apreciación. El caso que nos ocupa no se ha dirimido en los tribunales ordinarios, sino en la más alta instancia de arbitraje deportivo. El TAS –que así es como se llama el invento- ha condenado a Alberto Contador a dos años de suspensión a pesar de reconocer que no existen pruebas que acrediten que consumiera sustancias prohibidas cuando ganó el Tour de 2010. Al tribunal le da igual que no existan pruebas. Sus miembros dicen que Contador se dopó y eso ya es suficiente. Sería interesante observar el comportamiento de este mismo tribunal si el encausado, en vez de llamarse Alberto Contador, se llamara Leo Messi o Cristiano Ronaldo. Habría canguelo, seguro. Y, por supuesto, el fulano de marras quedaría absuelto por falta de pruebas. La FIFA, que es el máximo estamento futbolístico, ha perdonado este mismo año a más de un centenar de jugadores en condiciones similares a las del ciclista español. Pero claro, hablamos de fútbol. Llego por tanto al convencimiento de que el ciclismo se ha convertido en una especie de válvula de escape para los mal llamados jueces de la cosa deportiva. En un argumento que justifica su existencia. A los ciclistas se les persigue de manera inmisericorde por las calles, de día y de noche, ya estén en competición o disfrutando de unas vacaciones. Vale con que les pillen restos de Frenadol para llevarles a prisión. Se convierten así en los únicos individuos sin derecho a aliviarse los síntomas de un resfriado. “Que se abriguen”, dirán los chavales del TAS. A Alberto Contador le roban el Tour de 2010 por un positivo sin pruebas pero, además, le quitan el Giro de 2011, donde no hubo positivo ni falso ni real. Y le levantan la sanción el 5 de agosto, justo después de concluido el Giro, el Tour y los Juegos Olímpicos. A eso le llaman justicia. Pacheco le llamaba de otra forma. Insisto, se quedó corto.

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