Su situación es como la de “el resto de compañeros a los que se debe tres o cuatro meses más liquidaciones”. Tal es así que el día 26 de este mes, cuatro de ellos tienen citación para acudir a juicio, tras denunciar a un empresario que fue reconocido por el Ayuntamiento de Jerez con un premio Ciudad de Jerez hace un par de años. “Yo era su mano derecha, y regentaba una tienda en Merca 80 que llevan ahora el padre y el cuñado”, insiste Porrúa.
La solicitud del concurso voluntario de acreedores acabó, al menos de manera aparente, con todo un imperio del que ahora únicamente quedan “una tienda en Icovesa, otra en Continente y una en Merca 80”.
El derrumbe de Panisol dejó “en la estacada a 35 personas” en un primer momento, pero en la fábrica había unas “85 personas trabajando entre pasteleros, panaderos, etcétera”, cifra a la que, según Porrúa, hay que sumar los 185 puestos de trabajo indirectos que generaba la empresa con su actividad en toda la provincia. En este sentido, Jerez no es la única localidad afectada, ya que la firma se había extendido a través de franquicias por El Puerto y Cádiz, así como por otras provincias, como Málaga.
Antonio Porrúa y sus compañeros, que han trasladado sus protestas a las calles de Jerez y a las puertas de la empresa en el Parque Empresarial Oeste, esperan mientras tanto una solución al conflicto.
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