La operación se inició cuando uno de los medios aéreos del Departamento de Aduanas, en misión de patrulla rutinaria, advirtió en alta mar la presencia de un objetivo que les infundió sospechas. Se trataba de una embarcación de recreo, de unos 6 metros de eslora aproximadamente, que navegaba procedente desde la costa de Marruecos con rumbo hacia la costa gaditana. Tras la interceptación se descubrió que ocultaban bultos de arpillera y rafia con 500 kilos de resina de hachís.
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