Francisco Molero es uno de los vecinos más afectados. La terraza de su casa da a la cubierta de chapa, de donde salen ratas, cucarachas e incluso una serpiente. Lleva muchos años conviviendo con el problema y ya se ha cansado: “Voy a remover Roma con Santiago y estoy dispuesto incluso a ir a los tribunales; lo que reivindico es que se vayan las ratas, pero si anidan dentro de la chapa, habrá que quitarla”.
La dichosa chapa está cubriendo un patio de manzana que, según sostiene Molero, “Urbanismo reconoce que es una techumbre inadecuada, pero dice que es una infracción urbanística ya prescrita y no puede hacer nada”. Molero va más allá y asegura que la chapa no se ha quitado porque hay intereses económicos y especulativos de por medio, ya que el local está en venta.
“Olor insoportable”
Dominga Vázquez es una vecina que sufre los mismos problemas desde que compró el piso y que le han llevado incluso a cerrar su terraza e instalar mosquiteras. Ella no ve otra solución más que “quitar el techo de chapa porque con los venenos, las ratas se mueren dentro de sus nidos y el olor es insoportable”. Por si fuera poco, con el calor se agravan los problemas, ya que la chapa se calienta y actúa como un radiador para las viviendas vecinas. Pero en invierno la situación no es mejor. Además del ruido que causa la lluvia al caer sobre un techo metálico, el desagüe de la terraza de Molero no es capaz de absorber toda el agua que cae de la chapa. Esto lo ha detallado en un informe pericial Francisco Arroyo, un ingeniero técnico industrial que ha constatado otra irregularidad: “El espacio entre la cubierta y el falso techo no es estanco, lo que permite que aniden bichos”.
La autoescuela Contratack padece también la visita de animales indeseables desde que abrió hace un par de años. Su patio linda con el de la Gota de Leche y su propietario, Juan Silva, cree que con los bichos se acaba con “limpieza y mantenimiento”.
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