La UD Almería se despide de Primera tras cuatro temporadas en la elite

Tras caer ante el Getafe y confirmarse su descenso matemático

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La UD Almería ha cerrado, tras sucumbir (2-0) en el estadio Alfonso Pérez, de Getafe, cuatro años de historia en Primera División, con muchos momentos "dulces" y sólo uno triste, el de ayer, por la confirmación matemática de un descenso anunciado desde hace varias jornadas.

La vida del cuadro rojiblanco en Primera División tiene su prólogo el 19 de mayo de 2007, con un triunfo frente a la Ponferradina, en el Estadio de los Juegos Mediterráneos, que certificó el ascenso matemático a una categoría perseguida por el fútbol almeriense desde la desaparición de la AD Almería.

La llegada de Unai Emery a la entidad rojiblanca, tras el gran papel del entrenador vasco en el Lorca, fue el primer paso de su confirmación. El hecho de ser un equipo modesto, hizo que el debut de los rojiblancos en Primera estuviese marcado de dudas. Era un equipo confeccionado con gente joven y algunos de ellos con pocos minutos en Primera o, incluso, procedentes de Segunda B, como Álvaro Negredo, que comenzó a crecer para convertirse hoy en una referencia de un equipo importante como el Sevilla, o díscolos como Melo, cuestionado a su paso por el Rácing.

Sin embargo, pronto acabó con los malos augurios. De ser el equipo con más opciones a abandonar la categoría, pasó a ser un conjunto "revelación" con triunfos en lugares importantes como Riazor, el Sánchez Pizjuán o Mestalla, haciendo sufrir a otros como Real Madrid, Barça o Athletic.

Aquella campaña, el Almería atravesó un periodo turbulento antes de Navidad. Con Emery al frente perdió en casa con el Getafe y fue eliminado por el Levante de la Copa. A la vuelta a la competición, en enero, el Almería empató en el Colombino y pasó siete jornadas sin encajar un gol, ganando a Espanyol, Deportivo, Valencia y Real Madrid y pasando a soñar con Europa. La salvación holgada fue el mejor premio a una excelente temporada.

La marcha de Emery trajo a la UD a un técnico sin fortuna por la falta de paciencia. Gonzalo Arconada, que incluso mantuvo al equipo invicto durante varias jornadas y en el segundo lugar de la tabla.

Las cercanías de las fechas navideñas sentenciaron a Gonzalo Arconada, destituido tras una derrota por 1-0 en El Molinón. Entonces llegó Hugo Sánchez, que se aprovechó del compromiso de sus jugadores por salir de una situación que no era tan delicada como reflejaban los resultados.

Eso sí, en el arranque, el Athletic fue otra víctima de la osadía del conjunto andaluz, que profanaba la Catedral en el arranque liguero con un triunfo sonado (1-3).

Con el mexicano, los rojiblancos estuvieron en una zona casi cómoda hasta la victoria en El Sardinero, que certificaba un año más en la Liga de las Estrellas.

Sánchez, que aprovechó su paso por la UD para entrar en Europa, no estuvo en 'números' nunca, en la siguiente temporada. El Almería titubeó con el descenso con escaso fútbol y en Cornellá, en un partido pésimo también antes de Navidad, el mexicano fue invitado a abandonar la nave para darle la oportunidad a Juanma Lillo.

Con Lillo, el arranque de 2010 fue bueno, con un fútbol más vistoso que le permitió al equipo empatar en Villarreal o ante el Barcelona en casa. Aunque al final se complicó la vida, la salvó con un empate en Tenerife.

Sin embargo, el verano pasado trajo las desavenencias que antes tuvo Hugo Sánchez con el presidente y Lillo comenzó la temporada con la "silla movida". El arranque no fue bueno por la falta de gol. La derrota ante el Levante se recordará por 'la del tiro'.

Lillo fue cuestionado y el equipo resurgió en Riazor, otra vez como en la primera temporada. Comenzó a ver posible la salvación, con un buen primer tramo de campeonato en lo que a imagen se refiere.

De hecho, el equipo rojiblanco, hasta antes de perder frente al Barcelona -derrota que confirmó una destitución que estaba tomada ya desde una semana antes en San Mamés-, era el equipo menos goleado de Primera junto a Barcelona y Real Madrid. Sin embargo, las cuentas no salían.

El triunfo en Riazor por 0-2 marcó un antes y un después para un equipo que no fue capaz de ganar un partido en casa en toda la primera vuelta y que tenía mejores números fuera que dentro. Sin gol y con mucho errores atrás, ha encadenado 30 jornadas seguidas sin lograr mantener su portería a cero, algo que sólo consiguió en la jornada inaugural y en la de La Coruña.

Una rémora que empeoró con Oltra, el segundo técnico en una misma temporada. El equipo, sin embargo, reaccionó con más victorias. Ganó en Sevilla y soñó, pero el Getafe, curiosamente, cerró el paso con una remontada en el Mediterráneo -ganó 2-3 tras ir perdiendo 2-0, en el minuto 23-.

El arranque de la segunda vuelta, tras cerrar la primera con un meritorio empate frente al Madrid, dio pié a pensar en la salvación -ganó a Osasuna y Espanyol-, pero el mal juego y los errores fueron condenando a una UD Almería que en Alicante metió en problemas al Hércules, pero aquella victoria sólo sirvió para alargar un sufrimiento que concluyó con la derrota en Getafe, un resultado que confirma el descenso, tras cuatro años en Primera.

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