Nagasaki conmemorará este viernes el 79 aniversario del ataque nuclear que arrasó esta ciudad del sur de Japón, con la notable ausencia de los embajadores de Estados Unidos y el resto de naciones del G7, en protesta por la decisión de las autoridades locales de no invitar a Israel.
La ceremonia, que normalmente se lleva a cabo frente a la Estatua de la Paz de Nagasaki, no contará en esta ocasión con el embajador de Estados Unidos en Tokio, Emanuel Rahm, ni con la embajadora británica en el país asiático, Julia Longbottom, ni tampoco con sus homólogos de Canadá, Francia, Alemania, Italia y la Unión Europea (UE).
Este grupo de países y la UE señalaron que "les sería difícil tener participación de alto nivel" en el acto de Nagaski si Israel fuera excluido del mismo, en una carta enviada por sus embajadores en Japón al alcalde de la ciudad el pasado 19 de julio y recogida por los medios nipones.
Estas naciones, a las que también se ha unido Australia, han decidido no enviar a sus jefes de misiones diplomáticas y en su lugar mandar a funcionarios de menor rango, como en el caso de EE.UU., que enviará a Chuka Asike, responsable del Consulado de Estados Unidos en Fukuoka, según dijo hoy este órgano.
"A diferencia de Rusia, que invadió Ucrania, y Bielorrusia, que cooperó en la invasión, Israel está ejerciendo su derecho a la legítima defensa. Por lo tanto, tratar a Israel de la misma manera sería engañoso", dijo Longbottom a los medios el día 6, en unas declaraciones recogidas por el diario japonés Mainichi.
Exclusión "por seguridad"
El alcalde de Nagasaki, Shiro Suzuki, insistió este jueves que la exclusión de Israel de la ceremonia de Paz en recuerdo de las víctimas del bombardeo atómico "no es política", sino que está motivada por cuestiones de seguridad.
"Sé que hay muchas opiniones al respecto, pero quiero aclarar que la exclusión no se produce por motivos políticos", dijo hoy el alcalde en una rueda de prensa y recordó que el objetivo es llevar a cabo la ceremonia "bajo paz, solemnidad y sin contratiempos".
A pesar de la ausencia de representantes de mayor rango, se espera que este viernes invitados de unos 101 países participen en la ceremonia, donde se realizará una ofrenda de flores y agua en memoria de las víctimas, en recuerdo a las personas que sufrieron quemaduras internas y externas durante la explosión.
Además, se guardará como de costumbre un minuto de silencio a la hora exacta a la que explotó la bomba, las 11:02, en un acto en el que participarán "hibakusha", supervivientes del ataque nuclear.
Polémica participación en Hiroshima
Más de un centenar de representantes de distintas naciones participaron también el martes en la ceremonia en Hiroshima, en el oeste de Japón, incluido el embajador de Israel, Gilad Cohen, quien acudió al evento y escuchó con semblante serio las palabras de su alcalde, Kazumi Matsui.
Esta invitación fue criticada, ya que Hiroshima no invitó a Rusia o Bielorrusi en los últimos tres años por la invasión de Ucrania, al igual que Nagasaki. Palestina tampoco fue invitada.
El 9 de agosto, la bomba "Fat Man" fue arrojada sobre Nagasaki por el ejército estadounidense y explotó a las 11:02 a unos 470 metros de altura, con una detonación equivalente a 21 kilotones de TNT, lo que ocasionó la destrucción de más del 40 % de la ciudad.
Nagasaki ha sido durante siglos uno de los puertos más importantes del sur de Japón y tuvo gran importancia durante la II Guerra Mundial por su actividad industrial, que incluyó producción naviera, de artillería y otro equipamiento militar.
Se calcula que unas 40.000 personas murieron en el momento del bombardeo atómico contra Nagasaki y unas 70.000 en el de Hiroshima tres días antes, a los que les seguirían decenas de miles más hasta finales de año a consecuencia de la radiación.
Hasta la actualidad se estima que unas 400.000 personas perdieron la vida en ambas ciudades por el ataque o sus secuelas.
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