COAG ha alertado este lunes sobre los "graves daños" que la avispilla del almendro está provocando en la cosecha de almendra de la zona norte de la provincia de Granada, en las áreas que comprenden las comarcas de Huéscar y Baza y, especialmente, en los términos municipales de Orce, Cúllar y Galera, donde la alta presencia del parásito está siendo "especialmente grave".
Desde la organización agraria se pide, además, a la Junta de Andalucía que tome las medidas necesarias para disminuir las consecuencias de la plaga teniendo en cuenta que "el sobrecoste que supone para los agricultores es inasumible dado su alto índice de contagio y teniendo en cuenta que el fruto afectado sólo puede ser retirado con técnicas manuales y que debe ser eliminado a continuación".
"Son muchos los productores afectados y la cosecha se está viendo seriamente atacada en esta zona", relata Clara Torreblanca, coordinadora de COAG Altiplano de Granada.
Ante la "grave" situación planteada, COAG Altiplano de Granada asistió a una jornada informativa enfocada al seguimiento y control de la plaga que fue convocada el pasado 25 de julio por la Junta de Andalucía donde, entre otros puntos del día, se informó sobre la peligrosidad del parásito por su alto nivel de contagio.
"Nosotros ya sabíamos que la avispilla era muy peligrosa, primero porque se extiende muy fácilmente, y segundo porque provoca daños irreparables sobre la cosecha", indica Francis Ortiz, técnico responsable de COAG Altiplano de Granada. "Por eso, precisamente, ahora nos preocupa que las decisiones que se tomen a nivel administrativo no están en coherencia con el alcance que está teniendo la plaga en nuestra comarca", advierte.
Los daños de la avispilla del almendro inicialmente se presentan en forma de picaduras en la cáscara, momento en el que la avispilla pone los huevos en el interior, pasan a estado de larva y se alimentan de la almendra.
SÍNTOMAS
El síntoma más característico es la presencia de frutos más pequeños, vacíos, sin pepita, con aspecto deshidratado, por lo que se recomienda, para no confundirlos con otros frutos que no hayan cuajado, abrirlos y observar la presencia de la larva en su interior.
Las almendras suelen presentar los primeros síntomas en torno a junio o julio, siendo la práctica más efectiva para su disminución, la retirada y eliminación, in situ través de quemas, de la mayor cantidad posible de almendras momificadas tras la recolección, incluso los que se puedan encontrar sobre el suelo.
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