Pintura, escultura, vídeo, instalación, infografía... Son algunas de las disciplinas que domina Emilio Fornieles. Como diría aquél, un artista ‘para lo que le echen’. José Saramago, fallecido en junio de 2010, premio Nobel de Literatura y autor del prólogo del catálogo de la colección ‘Pintores con Letra Grande’ de Fornieles, lo define como “un artista, para colmo autodidacta que no se avergüenza de serlo, que, simplemente movido por su propio genio, busca y encuentra caminos súbitamente nuevos”. Comprometido en su mensaje, y revolucionario en el uso de materiales, el artista lepero describe para Viva Huelva por dónde camina actualmente su ingenio, analiza el trato que recibe el arte en la actual sociedad de crisis económica, social y cultural, y da las señas que lo convierten en un creador único, las señas que lo convierten en Emilio Fornieles.
¿Por dónde andas ahora artísticamente hablando?
–Actualmente tengo expuesto en Madrid, en una galería privada, en la calle Velázquez. Se trata de una exposición con, digamos, los restos que quedaron de la serie ‘Pintores con Letra Grande’, en el que he añadido un cuadro que hecho del Premio Nobel de este año, Mario Vargas Llosa, y he contado con la colaboración de la Fundación José Saramago, con la cesión de una obra, la de José, que no está a la venta, pero es para completar la serie, y poner en relación esta serie tanto con la fundación como con el propio José Saramago. Además, estoy preparando actualmente, que en breve expongo aquí en Lepe, en el Teatro, el 15 de abril. Expondré lo que me queda de ‘Angelitos Negros’ y la serie premiada con el Becarte de este año, ‘Proceso Etopéyico’. Lo denominaré algo así como plástica, madera y tóner.
‘Pintores con Letra Grande’ supuso para ti un antes y un después...
–Para mí, prácticamente, fue el punto de partida hacia la credibilidad artística-personal. Fue la segunda serie que hice, centrada completamente en pintura, y me dio mucha confianza y mucha fuerza para seguir trabajando, gracias sobre todo al respaldo de José Saramago, y gracias al Becarte, y la difusión que tuvo gracias al festival ‘7 Sois, 7 Luas’, tanto nacional como internacionalmente.
¿Qué dirías tú que te distingue como pintor?
–No es fácil definirse uno mismo, pero sí que es cierto que me doy cuenta de que uso materiales distintos a los convencionales. Todo el mundo estamos investigando, y me imagino que todos habrán investigado con una y con otra técnica. Yo, desde mi punto de vista, al ser autodidacta, tengo mi propio lenguaje expresivo y uso mis propias herramientas. Quizá lo más característico en mí, en mi manera de crear sea el uso del tóner, un material poco frecuente en el resto de creativos.
¿Qué ayudas ofrecen las administraciones a artistas como tú?
–Hombre, actualmente... No voy a entra en muchos detalles. Pero lo que sí está claro que las ayudas se han limitado, durante este último año han desaparecido muchos premios de pintura, que ayudaban, potenciaban y fomentaban la creatividad del arte emergente. Necesitamos un apoyo tanto para el desarrollo artístico como por el premio a la obra ya realizada. La verdad es que últimamente estamos teniendo pocas ayudas.
Huelva y la cultura, ¿Qué análisis haces?
–Huelva tiene cultura y tradición, y mucha, y muchos grandes personajes en cualquier disciplina. Lo que sí que es cierto es que en la participación ciudadana actual hay poco consumo de cultura, pero no sólo ocurre en Huelva. Es algo generalizado en España. En otros países de Europa, el consumo cultural y el civismo que conlleva es algo inherente, y aquí estamos en vías de desarrollo. Parece que estemos todavía en proceso de abandono del Homo Sapiens. Todavía somos muy pocos cívicos, y como consecuencia, poco consumidores de cultura y poco consumidores de arte.
¿Puedes ya comer del arte?
–Es cierto que prácticamente estoy dedicado exclusivamente a la pintura, y estoy malviviendo directamente del arte.
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