Decenas de ciudadanos se han congregado en la Plaza de la Constitución, en una concentración organizada para expresar su rechazo al reciente Pacto Europeo de Migración y Asilo, que muchos consideran una traición a los valores fundamentales de la Unión Europea y una amenaza directa a los derechos humanos de inmigrantes y refugiados.
Pedro Cortina, director de la organización Málaga Acoge, fue uno de los principales oradores en la manifestación. En su intervención, Cortina destacó la contradicción inherente al pacto con la esencia misma de Europa. "Este pacto es la consolidación de una Europa que va contra los derechos humanos, concretamente contra los derechos humanos de las personas migrantes y refugiadas", afirmó con vehemencia.
Cortina criticó duramente la política de poner un precio a las vidas humanas, mencionando que los países de la Unión Europea han llegado a valorar una vida humana en 20,000 euros. "Eso es inadmisible", sentenció. Insistió en que existen soluciones viables y ya probadas, como las políticas implementadas por la Unión Europea durante la crisis de refugiados ucranianos. "Hemos constatado en la práctica que se pueden hacer, que no tienen impacto negativo y que todo el mundo gana", aseguró.
El director de Málaga Acoge también abordó la cuestión demográfica, subrayando que Europa necesita migrantes para garantizar su supervivencia económica y social. "Las migraciones son un fenómeno consustancial de la humanidad", dijo, recordando que la Convención de Refugiados surgió en Europa tras la Segunda Guerra Mundial para proteger a los europeos. "¿Cómo podemos ahora pervertir esa convención porque no somos los europeos los afectados?", cuestionó retóricamente.
Por su parte, Luis Pernía, presidente de la Plataforma de Solidaridad con los Inmigrantes y miembro de la Asociación Andaluza por la Solidaridad y la Paz, también alzó la voz contra el pacto. "Es un acuerdo devastador. La palabra correcta es esa", declaró. Pernía describió el pacto como un intento descarado de la Unión Europea para evitar la entrada de inmigrantes y expulsar rápidamente a aquellos que logren entrar, incluso a países donde sus derechos humanos no están garantizados.
"Es inmoral pagar a terceros países de forma indiscriminada sin saber si respetan los derechos humanos", denunció Pernía, relatando casos escalofriantes de migrantes explotados y vendidos en mercados en países como Libia, Marruecos y Egipto. Según Pernía, la única solución viable es un análisis objetivo de la situación demográfica de Europa. "La mayoría de los europeos somos viejos y no nacen niños. Necesitamos inmigrantes para sobrevivir", concluyó.
Ambos oradores coincidieron en la necesidad de una sociedad que defienda los derechos sociales y humanos, proponiendo un modelo de políticas migratorias más humano y acorde con la realidad demográfica de Europa. La concentración en Málaga fue un claro llamado a la acción, recordando que las políticas migratorias no solo afectan a los migrantes, sino también al futuro de la propia Europa.
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