Absit Invidia

Pura poesía

Antes, cuando veías a alguien hablando solo por la calle, pensabas que estaba como una cabra; ahora habla por el móvil

Publicado: 14/06/2024 ·
16:45
· Actualizado: 16/06/2024 · 21:12
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  • Un paseo marítimo con unos bancos que dan mucho juego. -
Autor

Pedro García Vázquez

Pedro García es periodista. Director de Informativos de 7 Televisión y Publicaciones del Sur

Absit Invidia

Con la esperanza de ser entendido por lo que pone, y por lo que no. Eso sí, sin ánimo de ofender ni en castellano, ni en latín

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Tengo la buena costumbre de andar por Puerta Tierra durante el quinto mes de cada año debido a la excelente tradición de mis padres, octogenarios y residentes en Madrid, de pasar al menos tres semanas en un hotel de la Playa Victoria, disfrutando del clima, la gente y la gastronomía de esa fabulosa tierra.

Llegan viejetes y se vuelven rejuvenecidos. Uno de sus pasatiempos es sentarse y observar. Lo hacen en uno de los pétreos bancos del paseo marítimo y si está a la sombra pues mejor. Se acomodan -si se me permite conjugar esta fórmula verbal con semejante, desapacible y consistente mobiliario- y miran a la gente. Ya está. Poco más. Comentan. A veces realizan estudios demoscópicos carentes del más mínimo rigor. Según su conteo, en 2023 había más perros que niños en Cádiz. Sin embargo, este año la tendencia ha cambiado al detectar, según estiman, que hay más carritos de bebés que correas de animales domésticos en el paseo marítimo.

Hace un par de semanas me uní a la fiesta. Acompañamos a mi madre en su silla motorizada hasta uno de los asientos en penumbra. Ya era la zona del antiguo cementerio, entre la playa de la Victoria y la de Santa María. Sábado por la mañana. Día soleado. Buena temperatura, excelente para alguien como yo que rozaba los cuarenta grados pocos minutos antes en Sevilla. Nos repantingamos y a hociquear.

La competición será en el parque de calistenia de la playa Victoria

Antes, cuando veías a alguien hablando solo en la calle, pensabas que estaba como una cabra, lo que ahora se denomina una discapacidad intelectual. En la actualidad, no se distinguen con facilidad ya que se mimetizan con quienes vociferan, gracias a unos auriculares, a través de su dispositivo móvil.

Seguimos avistando vidas hasta que una voz firme y poderosa nos retrotrajo a los mejores poetas de la historia. “Yo tengo más huevos que tú”, proclamó una joven rolliza a todos aquellos que quisieran oírla y entre quienes nos encontrábamos nosotros en tribuna preferente. “Me tienes hasta los cojones”, prosiguió con su apostolado, hasta que remató la faena advirtiendo a su interlocutor: “estoy deseando que cumplas 18 años, y seas mayor de edad, para darte dos hostias ”. Lo demás fueron reiteraciones de versos y estrofas similares que nuestra joven desconocida trasladaba a su destinatario a quien, desde luego, deseo que tarde en poder ejercer su derecho al voto y/o obtener el carné de conducir.

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