La suerte sonríe a la ciudad con un ?pellizco? de 1,7 millones

Un poco de ?oxígeno? en mitad de la crisis económica para la ciudad: 1,7 millones de euros muy repartidos en un primer premio del sorteo de la ONCE

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  • Blas Castilla. -
Un poco de ‘oxígeno’ en mitad de la crisis económica para la ciudad: 1,7 millones de euros muy repartidos en un primer premio del sorteo de la ONCE. El 89.420 fue vendido íntegramente por Blas Castilla que ayer se mostraba emocionado: “Es un soplo de aliento ante tanta crisis”. De esta forma, Jaén se saca la espina clavada de la mala suerte sufrida en los sorteos navideños.

El pasado lunes, Blas Castilla se disponía a vender sus cupones comenzando la jornada frente al Ambulatorio Central de la calle Arquitecto Berges, como todos los días. No se podía imaginar que con el número 89.420 repartiría tanta alegría entre los jienenses. Fueron cincuenta cupones, es decir, toda la serie, agraciados cada uno con 35.000 euros. En total: 1,7 millones. “Es el primer gran premio que doy, había entregado algunas terminaciones”, afirma Castilla, quien ha demostrado con los hechos que aquellos que decían que traía mala suerte (por no haber dado ningún premio gordo en los once años que lleva vendiendo) se equivocaban.

Y lo mejor de todo fue que se repartió mucho entre sus clientes. El que mayor premio se ha llevado logró un pellizco de 70.000 euros. Es el caso de una mujer que vive en la zona de la calle Doctor Eduardo Arroyo que se encontraba en el desempleo y con serias dificultades económicas. “Ha habido mucha gente joven y otros que están muy necesitados”, reconocía orgel vendedor orgulloso.

El mercado de abastos, la calle Navas de Tolosa, la Plaza de la Constitución, La Carrera... El premio ha estado muy repartido en la zona centro, de la que se encarga este vendedor ambulante, que forma parte de la ONCE desde el año 2000.

No recibe premio
En la mañana de ayer, que salió a vender como todos los días con sus particulares rutas por todo el centro, reconocía que estaba “un poco abrumado”. Muchos clientes habituales y conocidos no querían dejar pasar la oportunidad de felicitarlo por haber hecho felices a muchas familias de la ciudad.

Sin embargo, esta historia, como todas tiene su cara y su cruz. Castilla, que llegó a vender el número agraciado a la asistenta que trabaja en su domicilio, no contaba con ningún cupón. ¿La razón? Las dificultades económicas por las que estaba atravesando estos últimos meses le habían obligado a no quedarse con ningún número. Aunque se le torcía el gesto cuando lo pensaba, concluía: “Pero bueno, estoy encantado por haber repartido tanta suerte entre mis paisanos”.

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