El programa empieza a marchar a velocidad de crucero ya que tras la última reunión del Consejo Territorial de Desarrollo Rural los datos reflejan que se han concedido subvenciones por valor de 1.093.303 millones de euros que supondrán, junto con la cofinanciación privada, una inversión total en el territorio de algo más de 2,5 millones de euros.
El primero de los proyectos para los que se han solicitado ayudas persigue la adecuación de una bodega para visitas en la finca Torrecera, donde se ubica además, la torre vigía, una de las señas de identidad de dicha pedanía y del patrimonio histórico artístico de nuestro medio rural. El proyecto consiste en dar al visitante una imagen de calidad sobre los productos vitivinícolas, al mismo tiempo que se ponen en valor los recursos patrimoniales y paisajísticos de la zona.
Durante las visitas se pretende acercar al visitante de una forma integral al mundo a la vitivinicultura mostrando desde las labores del campo, a las variedades de cepas sembradas en la propia finca, destino y proceso de transformación de las uvas en vino, bodega, cata del producto final y venta directa.
Además, se han aprobado diez nuevos expedientes de apoyo a la modernización de riegos para mejorar el sistema de manejo de las explotaciones agrarias, mediante la implantación de sistemas por aspersión en las parcelas, optimizando recursos, disminuyendo con ello coste de producción y mejorando la eficacia de riego.
Estos nuevos proyectos se encuadran en los Grupos de Intervención del Plan de Actuación Global Campiña de Jerez 2009-2015 dedicados al apoyo a las empresas del sector turístico -en el caso de la bodega-; y a la modernización de las explotaciones agrícolas y ganaderas -en el caso de los proyectos de riego-.
Todos estos proyectos encuentran su reflejo en el proceso participativo de reflexión y análisis realizado en el territorio gracias a la Nueva Estrategia Rural (NERA) de la Campiña de Jerez 2007-2013, del que ya se desprendían el potencial de desarrollo del turismo integrándose en el entorno natural, cultural y humano del entorno rural -especialmente el turismo enológico y patrimonial como base del desarrollo local del sector-; así como la necesidad de mejorar la calidad de las explotaciones agrícolas promoviendo inversiones para una gestión más eficaz, ágil y segura.
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