La Sociedad Española de Obesidad (SEEDO), junto a otras asociaciones médicas, ha reclamado el reconocimiento de la obesidad como enfermedad crónica para conseguir un seguimiento multidisciplinar, y ha lamentado que se considere esta patología como el resultado de un estilo de vida incorrecto al favorecer el estigma y el silencio.
La obesidad afecta al 22 % de la población, alcanzando datos alarmantes en Andalucía, según la coordinadora del Área de Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, Ana de Hollanda, es "la gran olvidada" a pesar de ser una "enfermedad epidémica".
En un acto celebrado este miércoles, el vocal de SEEDO Cristóbal Morales ha pedido un "gran plan nacional por la obesidad" que favorezca la implantación de "unidades especializadas en obesidad" en centros médicos en los que participen cardiólogos, endocrinos, nutricionistas, psicólogos y traumatólogos.
"Tenemos datos que demuestran que podemos disminuir los eventos cardiovasculares de una manera temprana e integral. Es una enfermedad difícil, pero no es una enfermedad moral. Tú no eliges la enfermedad, sino que la enfermedad te elige a ti. Tenemos que darle un soporte holístico completo e integral al paciente", ha indicado Morales.
En concreto, la OMS estima que el 80 % de las muertes prematuras por accidentes cardiovasculares se pueden evitar con la prevención de la obesidad, el tabaquismo y el estilo de vida sedentario, para lo que Morales considera necesario un "gran cambio en la sociedad" para, por ejemplo, concienciar en colegios y tratar la obesidad infantil.
Acerca del estigma, los expertos han señalado que la obesidad supone un riesgo para la salud por la adiposidad, pero que es responsabilidad del facultativo centrar la atención en el porcentaje de grasa y su localización en lugar del peso y aplicar un tratamiento "personalizado y mantenido en el tiempo".
En este sentido, la representante de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) Rosario Corio ha insistido en la importancia de formar a los médicos de familia para que estén "actualizados en el conocimiento", de contar con "recursos", de facilitar la colaboración con cardiología, de adaptar el tratamiento al poder adquisitivo del paciente y de realizar un seguimiento para evitar que abandonen la medicación.
"El tratamiento farmacológico de la obesidad no está financiado. Esto supone una discriminación a los pacientes, ignorar que se trata de una enfermedad y que tratarla reduce el riesgo cardiovascular y evita muertes", ha asegurado De Hollanda.
Además del obstáculo económico, Corio ha destacado el problema de las listas de espera en las consultas especializadas, teniendo en cuenta que una persona con obesidad tarda seis años de media en acudir a la primera consulta de atención primaria: "Ahora mismo se están dando derivaciones al cardiólogo para finales del próximo año".
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