Cada 30 de noviembre se celebra el Día Internacional de la lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria. En España, se estima unas 400.000 personas sufren algún TCA, influyendo factores como la familia, las amistades o la exposición en redes sociales.
Los TCA son problemas de salud mental que afectan la forma en que una persona se relaciona con la comida y con su cuerpo. Los más comunes son la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón. Estos trastornos pueden tener graves consecuencias para la salud física y emocional de los afectados, por lo que es importante detectarlos y tratarlos cuanto antes.
Suelen aparecer en la adolescencia, pero también pueden afectar a niños y adultos. Algunas de las señales de alerta que pueden indicar que tu hijo sufre un trastorno alimenticio son:
Cambios drásticos en el peso o en el aspecto físico. Tu hijo puede perder o ganar mucho peso en poco tiempo, o mostrar signos de desnutrición, como palidez, ojeras, caída del cabello o pérdida de masa muscular.
Obsesión por la comida, el peso y la imagen corporal. Tu hijo puede estar constantemente preocupado por lo que come, por las calorías que consume, por el tamaño de las porciones o por el valor nutricional de los alimentos. También puede estar insatisfecho con su cuerpo, compararse con otros o criticarse a sí mismo.
Conductas anormales o secretas con la comida. Tu hijo puede empezar a evitar comer en público, saltarse comidas, esconder o acumular comida, comer de forma compulsiva o a escondidas, vomitar o usar laxantes o diuréticos después de comer, o hacer ejercicio de forma excesiva o compulsiva para compensar lo que come.
Aislamiento social y emocional. Tu hijo puede alejarse de sus amigos, familiares o actividades que antes le gustaban, o mostrar cambios de humor, irritabilidad, ansiedad, depresión o baja autoestima. También puede tener dificultades para concentrarse, rendir en el colegio o disfrutar de la vida.
Síntomas físicos o médicos. Tu hijo puede presentar problemas de salud relacionados con su alimentación, como anemia, deshidratación, hipotensión, arritmias, amenorrea, caries, úlceras, osteoporosis o problemas renales o hepáticos.
Si observas alguna de estas señales en tu hijo, es importante que busques ayuda profesional lo antes posible. Los trastornos alimenticios son enfermedades serias que requieren un tratamiento integral que aborde tanto los aspectos físicos como los psicológicos. El tratamiento puede incluir terapia individual, familiar o grupal, apoyo nutricional, medicación o ingreso hospitalario, según la gravedad del caso.
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